A veces... a veces hay que parar para poder estar un poco contigo. Esto es un problema muchas veces porque no a todo el mundo le gusta estar consigo misma. Hay personas que incluso no se soportan. Y cuando se quedan en silencio se maltratan y lo único que escuchan de ellas son reproches; Deberías haber hecho esto, no estás haciendo todo lo que puedes, deberías estar haciendo esto otro.
Ahí, justo ahí, es donde creo que hay que parar . A decirte que estás haciendo suficiente, que estás haciendo lo que puedes. A quererte. A hacer lo que a ti te apetece y no lo que los demás esperan que hagas. Dijo una sabia una vez: "No hay felicidad sin libertad, ni libertad sin coraje". Y puede que yo ahora no tengo mucho coraje. Estoy cansada. Cogiendo aire, que también hace falta. El problema viene en que yo soy mucho más yo cuando estoy... contigo. Porque me quitas de pensar, me generas endorfinas y de repente solo existimos tu y yo. Pero eso solo ocurre cuando los dos dejamos que ocurra y hay veces que no podemos dejarnos. No podemos dejarnos porque tenemos que estar con nosotros un poco más de lo que hemos estado.
Dormiré sin cascos esta noche. Me hablaré lindo, leeré un rato y me querré todo lo que no me he dejado querer esta semana. Aunque solo sea para poder dejar que me quieras la próxima vez que te vea.
Estamos mal acostumbrados a querernos tan bien y tan bonito... Que lo de bajar al suelo con el común de los mortales es una movida, la verdad. Pero de alguna manera hay que coger fuerza cuando te pasas toda la vida volando.
Ojalá pudiera quererte yo por los dos. Ojalá te llegasen desde aquí todas las cosas bonitas de alguna manera... por la luna, o por los ascendentes que sea que tengamos.
Recarguémonos, amor, que todo llega.
Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.