Cuando empezamos a salir me esforcé mucho por ponerme en tu lugar y por entenderte. Estabas además en una situación en la que yo nunca había estado y quería intentar estar ahí para ti. Me regalaste un libro que cogí con desconfianza porque me comunicaba de manera muy violenta. Y a pesar de que me parecía una tontería en su momento, me lo leí porque quería entenderte.
Y ahora cuando te enfadas siento que te has ido a otro lado al que no consigo llegar. Veo todos los futuros y en algunos te has enfadado por no dejarte tú espacio. Quizá cogí en mi cabeza algunos casos en los que era mejor dejarte solo y los apliqué.
Ojalá pudiera transmitirte de mejor manera que estoy ahí contigo. Quizá si haya perdido empatía y ya no te sientas comprendido por mi. Quizá tenga que esforzarme un poco más aunque estea en días que me cueste lidiar conmigo misma.
Siento no haber estado a tu lado cuando me necesitabas. Otra vez.
Quiero estar contigo y que sientas que lo estoy... También siento que mi manera de intentar entenderte sea preguntar. Y hacer demasiado ruido cuando lloro por la noches.
Me esfuerzo por esto aunque a veces no la parezca. Me seguiré esforzando y meteré otra marcha más aún si es necesario.
Te quiero, te quiero, te quiero.
Hoy esta nota no tiene café y no apareció por casa.