Salí de casa una mañana de lluvia, el cielo tan negro como una noche oscura se adentraba en mi mente como una niebla fantasmal. Pero de repente, te vi, estabas allí sentado en el bordillo de la escalera, esperabas a que una luz viniera y ese cielo tan oscuro se volviera azul, y pudieras apreciar los pájaros volar sobre tu cabeza.
Unos segundas más tarde nuestras miradas se cruzaron y se quedaron inmóviles apreciándose la una a la otra, tú te levantaste y sin más espera te abracé, sin pensármelo dos veces, y un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo, no quería soltarte, no quería verte ir. Porque sólo tú sabes hacerme reír, sólo tú sabes hacerme sentir bien cuando en realidad no lo estoy. Tu mirada es capaz de llevarme a la total paranoia, al total silencio odiado por el diablo, a la felicidad absoluta. Y te me acercas, y mi corazón palpita saliéndose por mi boca para buscarte y regalarte el mayor de los lugares, y me miras y te ríes y te sigues acercando... y me besas...y me abrazas... y me dices: te quiero...
Esa oportunidad que te brinda el destino y que tu cuerpo es incapaz de desaprovechar. Mis "te quiero" guardan mucho más significado del que tú crees. Me gusta dormir porque sé que tengo la posibilidad de soñar contigo. Escúchame cuando te digo que tu sitio está en el cielo; no puedes seguir siendo una estrella anclada en la tierra. Que cuando estoy en la cama las sábanas se arrugan a mi lado como si tú estuvieras tumbada en ella. Un mordisco, un beso en la mejilla, un susurro, una caricia. Un verano, una tarde, un atardecer, un instante.
Mierda. Paso más tiempo imaginando las cosas que viviéndolas, y contigo me queda mucho por vivir.
- Qué dolor es este que se ha adueñado de mi cuerpo?
+ Amor. Sabroso amor. Un fuego oculto. Una herida que da placer. Un tormento gozoso. Una dulce muerte.
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