Alguna vez habéis dormido con alguien en una cama de 90cm, y os han sobrado 30? Eso, es amor.
Y aquí tengo yo al mío, durmiendo como un ángel de espaldas. Ni el mismísimo Miguel Ángel hubiera sabido plasmar tal belleza en una obra de arte. Me pasaría toda la vida sin pegar ojo sólo por verle dormir, aunque fuera de espaldas. Me dan ganas de abrazarlo pero se con certeza que lo despertaría de la fuerza de mi cuerpo contra su espalda.
Y de repente se da la vuelta, y se queda mirándome, aún con los ojos cerrados. Y no puedo evitar acercarme y darle el beso más dulce que puedo en la mejilla, e instintivamente sonríe, me abraza y me tomo la libertad de apoyar mi cabeza en su pecho. Con su brazo rodea mi espalda desnuda y me tapa con las mantas para que no tenga frío. Cuando consigo reunir fuerzas para apartarme y dejar que retome su sueño, abre los ojos y me mira, con esa mirada tan tierna y esa sonrisa que envidian los dioses. Y me agarra la mano y yo no puedo parar de sonreír de la suerte que tengo por tenerle a mi lado.
Y es entonces cuando me doy cuenta de que no me importaría pasar así el resto de mi vida. Aunque sea de espaldas.
Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.
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