+ Yo te prometo un para siempre, ¿tu me lo prometes?
- Eso es demasiado tiempo, todo se puede torcer y podemos acabar odiándonos.
+ Bueno, aunque te odie, si me necesitas iré.
- No lo creo...si me odias no me querrás ver...
+ Pues cerraré los ojos.
- No me querrás oír.
+ Pues no te dejaré hablar...
- ¿Entonces?
+ Te abrazaré y te diré...¿Te acuerdas de aquella tarde que te prometí un para siempre? lo decía enserio.
Te prometo un siempre.
Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido.
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