Ahí está, al borde del abismo, cada vez un segundo, un minuto, una hora, un día menos. Pronto será navidad, mi estación favorita del año. La echo tantísimo de menos. Otra vez la familia junta, mis amigos. Los recueros esos minutos antes de que las campanadas empiecen a sonar y den entrada a un nuevo año que ansioso nos espera. Sueño con un árbol de navidad tan grande, que tenga que levantar la cabeza hacia arriba para contemplarlo del todo, un árbol con el que alguien me tenga que coger sobre los hombros para poder colocar la estrella encima de todo. Con el belén ese tan sumamente enorme que montamos en casa año tras año, sin saltarnos ninguno, todos juntos. Sueño con la nieve. Ver nevar, los copos de nieve aparentemente iguales, y tan diferentes. Tan fría, pero tan cálida a la vez, tan blanquecina cual sonrisa de niño pequeño. Dejarme caer despacio, en ella, o tirarme de golpe. Tropezar, y quedarme ahí riendo, y ser más feliz todavía de lo que lo soy ahora. Pero eso, es tan solo un sueño, no tengo un árbol de navidad tan grande, ni siquiera he visto alguna vez la nieve a no ser en fotografías.
Bueno navidad, no tardes, no tardes, te espero con mucha más emoción que las anteriores... ¿Por que será?
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