Él se echó las dos manos a la cabeza y le dio la espalda. Ya no sabía que hacer. El silencio llenaba la estancia, aunque podían oírse perfectamente sus respiraciones.
- Me quieres? - dijo ella.-
Y a él le ardia la sangre ante esa pregunta.
¿Que si te quería?. Me obligué a quererte. Al principio, era lo mejor para los dos.Yo ganaba y tú te conformabas. Y conseguí quererte, aún no sé bien de qué manera. Pero tú nunca llegaste a quererme a mi. Y después... Después estaba todo bien así, por costumbre. Porque en el fondo era más fácil reconciliarse contigo que enfrentarme a lo que me esperaba allí fuera. Aquí contigo por lo menos podía aparentar que no estaba solo. Y aguanté todo lo que aguanté porque pensé que no me merecía más. No era tan bueno, ni siquiera sé cómo conseguí estar a tu lado si todo lo que sentías por mí era pena. ¿Que si te quiero, preguntas?
-Te quiero. Con locura. Porque me obligué a quererte. Pero aún con todo el tiempo que ha pasado y lo que me ha costado, he aprendido también a quererme a mí. Y te mereces alguien que pueda quererte de la manera que quieres que te quieran. Y me merezco alguien que me ame de la manera que yo amo.
Y se giró, la miró a la cara, le beso las manos. Volvió el silencio entonces.
Nunca volví a ver un abrazo tan sincero como el que se dieron en el salón del primero en el que habían compartido tanta vida, el día que por fin se dejaron ir y pudieron ser.'
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