Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Amar, amor, amé.

 2021. Y mi cabeza ya en 2022. Y yo aquí sentada como antaño bajo el amparo de los nocturnos de Chopin y una vez más, después de años, con insomnio. Aunque puntual, espero. Siempre que digo que para que yo no pueda dormir tiene que haber pasado algo muy fuerte, y es lo que ha pasado esta vez. Y ojalá fuera una sola cosa, también digo siempre que los problemas se tratan de uno en uno, hay que darles la atención que se merecen. La cosa es que no todo lo que me está pasando es algo malo. De hecho, es probable que nada de todo lo que está pasando pueda definirse de esa manera. Pero los sentimientos y las sensaciones se me agolpan y luchan por salir todas a la vez, y solo consigo definirme confusa prácticamente todo el rato. Y aún con todo intentando salir, dentro de mi sigue ganando  el amor y es lo que más que predomina dentro de mi pecho, de mi corazón. Dentro de mi estómago. Porque llevo varios meses actuando y sintiendo con el estómago. ¿Os ha pasado alguna vez? Son como esas mariposas que tienes cuando te enamoras, pero revolotean de muchas formas distintas. Te mandan hacer y decir a su antojo, y cuando lo hacen... no puedes luchar contra ello.

Está ordenándote directamente el mismísimo amor. Te está diciendo que abraces a esa amiga que tienes delante, que beses al amor de tu vida, que te tires al vacío. Y tú te tiras, y sientes, y amas. Y no hay nada mejor que amar. Hubo un tiempo en el que no me dejé hacerlo y ahora veo todo lo que me he estado perdiendo. Todo lo que no he dado entonces, todo lo que me negué a recibir. Supongo que la necedad no tiene límites, hay cosas que no aprendes hasta que las vives, y esta es una de ellas. 

Por eso os digo, desde aquí, que améis. Amad con ganas, no os limitéis, no vais a arrepentiros. Ojalá lo hubiera hecho yo cuando pude. Ama porque cuando estuviste roto y renegaste de las personas alguien te cogió la mano e hizo que hablase tu estómago. Y aquí estás, haciendo lo que dice. Y aquí estoy, perdida entre todo esto. Aquí estoy queriendo hundirme en todos los huecos que tiene tu cuerpo. Deseando que me muerdas otra vez y poder echártelo en cara. Amando cada centímetro de ti y de las persona en la que te has convertido, de todo lo que eres. Admirándote por todo lo que haces. Viendo como te contradices con tu ideas, y cuantísimo me encanta. Me encuentro preguntando que es el amor, y negándolo, porque que hago aquí perdida otra vez en tus ojos y en esas pestañas. Volviéndome loca... pero bonito. Como quien llega a un lugar maravilloso  y descubre cada mágico rincón que no esperaba que existiese. Mirándote cuando no me miras y descubriendo el paisaje más bonito que he visto en mi vida. Una noche cualquiera te beso, y la verdad, no recuerdo una sensación parecida a aquella. Otro lugar maravilloso creándome sensaciones que pensaba que no podía albergar, que ojalá me hubiera permitido sentir antes, que ojalá las hubiera acogido. No queriendo despegarme de tus labios, abrazándome a todo lo que puede salir mal. 

Seamos francos, quizá sostener todo esto sea imposible. Imposible como agarrar la luna con las manos... Como bailar sin pisarnos. Como no dejar marcas... Como las casualidades. Como no robar del hotel los frasquitos de crema. Como volar de la mano por Madrid. Es imposible. Creo que deberíamos intentarlo. 


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.