Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
.

jueves, 29 de diciembre de 2022

Todos mis futuros son contigo

 Me he despertado esta mañana como si me hubiera drogado con la droga más bonita que existe. Ayer se me llenó otra vez la barrita de amor mientras hacíamos galletas e invadía tu espacio en el sofá y luchaba (créeme si luchaba) por no quedarme dormida porque no quería perderte de vista ni un sólo segundo. Quería disfrutarte después de tanto tiempo de no haberte visto y que bien haber podido hacerlo.

No sé qué habré soñado está noche, pero si tengo claro que fue algo bonito. Me desperté sonriendo y abrazada a esta puta fantasía que me regalaste, me encontraba como si este no fuera el planeta en el que tuviera que estar. Como si hubiera otro mundo paralelo mejor en el que... En el que estaba contigo. Me agarré un pecho también cuando todavía no sabía bien si estaba dormida o despierta. Está claro que soñé contigo.

Se acaba el año y nos quedan mil cosas que vivir todavía, y yo ya no sé que esperarme porque no sé cómo esto puede mejorar más. Este año nos hemos ido de vacaciones. Te he deseado como nunca he deseado a nadie. Nos hemos emborrachado muchísimo y pasado juntos resacas, hemos puesto juntos el árbol de Navidad un año más. Hemos jugado al Overcoocked y hecho videollamadas para poder vernos la carita. Y nos hemos echado mucho, mucho de menos. Hemos llenado de amor y de sexo tu casa y la mía. Hemos comido super gocho y encontrado sitios bonitos en los que estar. Hemos ido juntos al cine y hemos ido a trabajar sin dormir. Hemos ido juntos a un festivalillo de electrónica y me has presentado personas muy importantes en tu vida. Has venido a ver cómo actuaba y las obras que había creado mi vientre. Descubrimos como parar mis dolores de regla. Nos hemos sacado mil fotos, hemos ido a ver coches hacer broom y me has tenido que arrancar una uña. Bailamos sin que nos importase nada más. Hemos montado en moto todo lo que pudimos. Nos hemos ido juntos de vacaciones y hemos ido a una velada de boxeo. Disfrutamos juntos de no hacer nada. Hemos dormido juntos más y nos hemos encontrado un conciertillo al salir de mi casa una mañana. Conociste a mucha de mi familia, la que se elije y la que no. Escuchamos jazz. Tuve miedo de perderte a veces y otras de que te pasase algo. Descubrimos juntos Verdes de una manera bonita y comimos bocadillos de calamares. Tenemos un refugio que me apetece mucho volver a usar para aislarnos de todo lo que pasa ahí fuera. Te mandé mil y una fotos de mi y de mi cuerpo. Me disfrutaste como nadie lo había hecho nunca, compartiste y disfrutaste conmigo todos mis logros y luchamos juntos por salir de sitios feos donde nos metimos. Lo conseguimos, aún seguimos haciéndolo. El año que dejé de los trajes por los vaqueros, con un motivo. Nos tatuamos juntos y ahora tenemos agujeros en sitios que antes no. Nos duchamos mil veces juntos y comimos mejillones en un barquito. Me sacaste fotos increíbles, te puse de fondo de pantalla y tú cambiaste el de nuestra conversación. Somos nuestra foto de perfil a veces y yo tengo nuestra primera foto en la mesilla. Nos disfrazamos en juaguelin... Y sin querer otras mil veces porque somos ridículos. Te has puesto mi ropa y yo la tuya y te has puesto mi sujetador en la cabeza. Has conseguido gustarle a mamá. También conseguiste de alguna manera que no entiendo hacer que pueda amarte un poco más cada día. Nos hemos pintado las uñas y nos hemos puesto mascarillas. Hemos visto películas, alguna serie y espectáculos a los que me encantó que fuéramos juntos, al margen de quien más estuviera. Hemos visto magia y perversión, que es también lo mismo que hemos creado. Nos hemos comprado un jersey navideño y hemos ido a patinar. Me siento orgullosa de lo que consigues  y de salir contigo. Y sobretodo nos hemos amado de una manera que no sé describir.

Y por eso no sé qué esperar del año que viene.

Quiero repetir mil de estas cosas contigo y de todas las que me dejo en el tintero. También hacerlas de otra manera. Dormir juntos más veces y ponernos más mascarillas en la cata. Ir a un concierto contigo, a uno de algo nos guste a los dos. Más festivales. Leernos el uno al otro en todos los sentidos que pueda haber. Volver a Corme a ver las estrellas, coger una pizza y tirarnos en el campo. Seguir yendo al Green st y que nos sigan viendo hacer el ridículo. Y fumar juntos. Viajar juntos en diciembre y tomarnos un break en veranito en algún lado. Seguir descubriendo sitios donde cenar y que me sigas llevando a sitios que te encantan, y que muestres ese entusiasmo por enseñarme eso que tanto te ha gustado hacer y ahora quieres hacer conmigo. Más bolos, muchos más... Mejor si pueden ser tirados. Algún scape room y mucho más cine. Que termines de conocer mis demonios, porque no te quedan muchos ya... Quizá así me asegure de que no vas a marcharte. O no. Pintarte los labios y que te queden mejor que a mí, presumirte delante de todo el mundo porque el mejor novio lo tengo yo y no hay discusión que valga. Enseñarte las cosas que me apasionan, que follemos y descubramos cosas y rincones de nosotros que aún no habíamos visto. Brindo porque me sigas tocando como lo haces y siga notando como vuelves a ser un niño cuando me abrazas. Y cosquillas. Pero no en los pies hijo de puta, que te mato. Cocinar más y juntos  (y más juntos) para nosotros. Seguir invadiendo tu espacio vital con partes de mi que no sabía que se podían. Y seguir montando en moto y que sigamos vivos. Que me sigas ayudando a escoger fotos y sigas teniendo mil fotos mías. Más tatuajes y más agujeros en nuestro cuerpo. Perdernos por sitios en verano. Y bailar bajo la lluvia y no arrepentirnos de nada. Quiero pasar contigo todo. Y que nos enfademos por algo estúpido o no tanto y que sigamos juntos aunque entonces no queramos estarlo tanto. Porque nos amamos. Que hablemos de todos los miedos, de todas las cosas complicadas que irán saliendo y que habrá que hablar. Que tengamos la confianza de contarnos las cosas y que tratemos de no hacernos daño aunque no lo consigamos siempre. Quiero millones de besos y de caricias, y que hundas tu mano en mi pelo de esa forma tan linda en que lo haces. Que me laves en la ducha la melena de leona y que me sigas dejando todas estas marcas en el cuerpo. Que descubramos juntos mil juegos y hagamos juntos el ridículo. Que digamos escuchando los dragones, que me enseñes música que vale la pena. Y que sigamos creciendo en todos los ámbitos y lo hagamos juntos, y celebremos y lloremos cuando haya que llorar. Más festivales, quizá en verano. Que te acerques algo más a mi gente, que tiene una luz bonita como tú. Y llevarte a desayunar a ese sitio al que quiero llevarte.

Me colmas. Me valoras. Me tienes en cuenta. Me encantas. Me descubres. Me haces sentir viva. Me calmas. Me cuidas...

Te adoro. Te siento.Te quiero. Te deseo... Te me sales del gráfico.

Te amo.

Quizá, y solo quizá, le este pidiendo demasiado al año que viene. Pero muchas de estas cosas se las pido a la vida, porque, para bien y para mal, quiero vivirla contigo.

lunes, 26 de diciembre de 2022

Por la última semana del año

 Cuando desperté la mañana del 25 de diciembre lo primero que pensé fue que ya había pasado lo peor.

Nunca me ha importado pasar sola el día de navidad, es uno de esos días en los que me gusta no hacer nada y pasarlos con una manta calentita en el sofá. Pero resulta que me quedaba un día larguísimo emocionalmente por delante.

Esa noche dormí catorce horas seguidas. Y diré, muy a mi pesar, que no las dormí nada bien. Cuando desperté me enteré de que había fallecido la madre de un profesor al que tengo especial cariño. Y así fue como pase parte de la tarde de Navidad en el tanatorio.

Nunca había estado en un sitio así en una fecha tan señalada como está. No sabría deciros si era más acogedor o todo lo contrario. 

Hace poco me dijo que pasar la Navidad en Cádiz era lo más cercano al cielo.

Me pasé comiendo absolutamente todo el tiempo que estuve en casa. No recuerdo la última vez que comí tanto, y seguía teniendo hambre. Y ya no sé bien por qué. No sé si es ansiedad, si sólo me sentía triste. Si la muerte otra vez tan cerca me ha hecho volver a pensar. Esta noche me metí pronto en la cama esperando que el día acabase rápido. Pero no podría deciros que dormí, porque no lo hice. 

Lunes 26. No puedo hacer otra cosa que empezarlo con una ducha para limpiar malas vibras. Que encajar la semana lo mejor que quepa en el puzzle que están haciendo este mes mi corazón y mi cabeza. No entiendo que le pasa este diciembre. Quizá se porte así porque aún no he ido a ver las luces de Navidad.

Lunes 26... Y nunca he confiado tanto en que sea una semana bonita. Nunca lo he deseado así.

martes, 20 de diciembre de 2022

La mujer cactus y el hombre globo

Él se echó las dos manos a la cabeza y le dio la espalda. Ya no sabía que hacer. El silencio llenaba la estancia, aunque podían oírse perfectamente sus respiraciones.

- Me quieres? - dijo ella.- 

Y a él le ardia la sangre ante esa pregunta. 

¿Que si te quería?. Me obligué a quererte. Al principio, era lo mejor para los dos.Yo ganaba y tú te conformabas. Y conseguí quererte, aún no sé bien de qué manera. Pero tú nunca llegaste a quererme a mi. Y después... Después estaba todo bien así, por costumbre. Porque en el fondo era más fácil reconciliarse contigo que enfrentarme a lo que me esperaba allí fuera. Aquí contigo por lo menos podía aparentar que no estaba solo. Y aguanté todo lo que aguanté porque pensé que no me merecía más. No era tan bueno, ni siquiera sé cómo conseguí estar a tu lado si todo lo que sentías por mí era pena. ¿Que si te quiero, preguntas? 

-Te quiero. Con locura. Porque me obligué a quererte. Pero aún con todo el tiempo que ha pasado y lo que me ha costado, he aprendido también a quererme a mí. Y te mereces alguien que pueda quererte de la manera que quieres que te quieran. Y me merezco alguien que me ame de la manera que yo amo. 

Y se giró, la miró a la cara, le beso las manos. Volvió el silencio entonces.

Nunca volví a ver un abrazo tan sincero como el que se dieron en el salón del primero en el que habían compartido tanta vida, el día que por fin se dejaron ir y pudieron ser.'



lunes, 19 de diciembre de 2022

RRrrr...

 Reconocería en cualquier parte ese ronroneo que hace. Muchas veces sueño con ella, en mis durmevela más recurrentes y me parece oírla muchas otras estando en el sofá, como pienso oír el sonido de la puerta. Sueño despierta que oigo ese sonido, y después de haberlo escuchado mil veces, haber salido a la ventana a ver si estabas y ver que no, esta vez no me asomo. La única. Y entonces apareces.

Reconocería en cualquier parte tu manera de conducir esa bicha. Te entregaría mi vida una y mil veces más. Y otra vez. Y otra. Sabría que estás hablando de ella solo con verte y sin oír lo que dices, porque pocas veces veo tus ojos brillar de esa forma. 

Podría reconocer en cualquier lado a mi hombre chiquito con su moto grande. Y a la Honda que me enseñó a reconocer muchas más en su camino. La primera también que he visto desnuda y cambiarse de ropa y a la que yo todavía no he visto caer aunque sepa que lo ha hecho. 

Podría dejar en mi piel la, para mi, inconfundible silueta de mi muchacho a lomo de sus caballos y tirando de las riendas para dar una curva y nunca me sentiría mejor retratada sin yo estar ahí. 

Distinguiría cada una de las sensaciones que he tenido cuando me has llenado poco a poco hablándome de ella, y también las que sentí cuando yo formaba parte de su ser. Confieso que me gusta imaginar todo lo que me queda por descubrir ahí todavía. Estoy segura de que no la echaría tanto de menos si no fuera contigo. Y es que me atrevo a confesar que, quizá, y solo quizá, eche un poco de menos ese olvidarse de todo mientras estás ahí arriba y esas ganas de gritar irrefrenables. Esos saltos que me pillan por sorpresa y algún choque de casco que no tendría que ser por ir un poco más pegada a ti de lo que debería. El pensar que quizá debería comprarme un casco (aunque esto no se me haya pasado del todo). Llevar el rojo y negro por bandera. Ese pelo enredado después de habérseme olvidado recogerlo antes y esa tormenta que nos persigue pero no consigue jamás alcanzarnos. 

Y a ti empapado al bajarnos después de muchas horas y diciéndome que eso no es nada.

Ojalá dentro de poco puedas volver a ser un poco más tú.

Ojalá os oiga pronto un día ahí fuera, y seáis ciertos.

De querer, pero a medias.

 Hay un piso yendo a mi trabajo, que todos los años después del puente de la Constitución, se tiñe de Navidad mucho más que el resto. Me gusta imaginarme todos los años la vida de las personas que viven ahí dentro. Me gusta imaginar una familia poniendo todas esas luces y adornos y jugando mientras tanto. Me gusta sobre todo cuando paso por la noche o muy temprano por la mañana, cuando voy con los cascos puestos pero sin escuchar nada. Cuando más sobre pienso todo, también mi imaginación y mi creatividad pueden ir más allá. Hay defectos que sirven para crear cosas buenas y bonitas. 

Muchas veces, a mi misma y a los demás, digo que nunca me arrepiento de nada. Y que vil mentira, pensándolo bien. Me arrepentí, yo creo, de hacer en su momento las cosas a medias. De entregarme y abrirme, pero sólo un poco por si me hacían daño. De querer saber, pero poco, por si la verdad dolía más de lo que estaba dispuesta a soportar y a asumir. De querer, pero a medias. Sobre todo de querer a medias.

Si algo me están enseñando los pocos años que llevo de vida es que quizá algo que pueda hacer hoy, no lo pueda hacer mañana. Que quizá mañana no pueda demostrar más a la persona que amo que daría cualquier cosa por estar con ella. Que no pueda pasar más tiempo con alguno de mis amigos haciendo absolutamente nada, pero juntos. Que quizá sea el último día que mis pies toquen las tablas de un escenario. Que tal vez mañana no pueda decirle a mi madre lo mucho que la quiero. Que no pueda ayudar a mi hermana lo que necesita. 

El mirar atrás ahora y ver que en algún momento pude dar más y no lo hice, de eso sí que me arrepiento. Y es una gran parte de lo que me ha hecho ser ahora. De lo que me hace no querer desperdiciar un sólo minuto, de esa parte pequeña que tengo a veces y que hago callar que me dice que estoy siendo egoísta. Pero es esa misma que me hace vivir todo fuerte, muy fuerte. Todos los extremos. Eso que hace que ame de la manera y que lo hago y la que me hace digerir el dolor y el duelo de esa manera tan rara que nadie comprende y que al mundo le cuesta. 

Ahora, para bien, y muchas veces para mal, lo hago todo sin frenos. A veces me atrevo a decir incluso que de manera bastante inconsciente. Me atrevo a decir también que hay cosas que hago como si todavía fuera una niña, porque la ilusión es algo que me mueve muchísimo dentro y es algo que nunca he perdido, la verdad. Y ella también me hace hacer cosas bonitas. O que yo siento bonitas, aunque a veces resulte finalmente en algo catastrófico. Ahora mismo, más me dolería no haberlo intentado.

Me da miedo pasar sola la noche de Navidad. Muchísimo. Esta noche sentí fría la cama y eso también me dio miedo. Y me da miedo no tener tiempo suficiente para todo, y no dar todo lo que se espera (o peor, todo lo que espero) de mi, porque no me ha dado tiempo. Temo volver a mirar atrás y pensar que quizá debería haber dedicado más tiempo a algunas cosas, o menos. También me da miedo mirarme al espejo un día y sentirme ajena a la persona que veo ahí reflejada. 

Me dan miedo muchas cosas y por eso intento hacerlo todo sin frenos. Porque si los pusiera, quizá no haría ni la mitad de las cosas que hago. Y miraría atrás de nuevo y no entendería porque no lo hice pudiendo hacerlo.

Haz lo que te gusta sin pararte a ti mismo. Pero sobre todo, si tengo que elegir.... Ama sin frenos. Porque es lo que me ha dado y, desde luego, lo que me está dando, las cosas más bonitas que he sentido jamás.

Definitivamente, sí que me arrepiento de algo en la vida. De querer, pero a medias.

martes, 6 de diciembre de 2022

Winter is here

Llevo varios días en los que no hago mucho más que estar conmigo. Y esto puedo parecer bueno, pero no lo es cuando en realidad tienes ese pensamiento de fondo de que deberías estar haciendo otras cosas y no "perdiendo el tiempo así". Yo, que mi lenguaje del amor es el tiempo y siento que no lo estoy usando como debería. Que una también necesita descansar, pero ambien es cierto que nunca queremos lo que tenemos y siempre nos falta. Yo, he hecho tiempo para mí. Para no hacer nada, para estar conmigo, para leer. Y he sacado quizá demasiado y ahora me siento inútil y sola.

Me siento un poco incapaz de hacer nada y por eso no lo hago. Lo porque no haya que hacer, que siempre hay. Y me siento, también, un poco sola desde hace unas noches.

Es el primer invierno en muchos que duermo sola con mis gatos. Es más, es la primera navidad de muchas en la que voy a dormir sola con mis gatos. Este diciembre que tanto me gusta me está cogiendo de las solapas y me está diciendo: mira, te comento. 

Sé que no es más que otra etapa de la vida y otro cúmulo circunstancias, que es otra cosa nueva que vivir conmigo y otra manera de disfrutar de las cosas. Es sólo que, quizá, en mi corazón no había sido invierno hasta ahora.  Ahora nieva en los techos y yo espero tapada a que el frío pase. Ahora, se hielan los centros y es solo mi propio fuego el que los puede calentar. 

Ahora sí es invierno en todas partes.

lunes, 28 de noviembre de 2022

Ata as tripas

Hoy vengo a darme las gracias. Y a pedirme perdón por lo poco que lo hago. Porque a veces no te das cuenta de lo mucho que estás haciendo por ti y por cuidarte.

Así que hoy, me doy las gracias por sacar tiempo para mí y para las cosas que me gustan aunque siempre esté ocupada. Me doy las gracias por haber conseguido llenar una casa a priori vacía de tanto amor cómo lo hice. Gracias por seguir leyendo (casi) todos los días, por pararte a escuchar música y podcast, a jugar un rato con el ordenador o a ponerte al día de todas esas series. También por dejarme días de no hacer nada.

Gracias por dejar que lo que duele cicatrice de una manera bonita y que no duele. Gracias también a mi cuerpo, que ha aguantado (y en ocasiones sigue haciéndolo) todas las veces que lo juzgo y lo desprecio.

Gracias por esa manera tan inmensa de querer con el corazón en la mano, que me ha dado tantísimas cosas. Por sentir absolutamente todo de una manera tan fuerte y grandiosa. Por pararme a hablar conmigo cuando es necesario y desahogarme a llantos y gritos cuando lo necesito, pero nunca contra alguien.

Gracias por la comida tan rica que hago y por apuntar las recetas de mamá, aunque no las mire nunca porque ya me las sepa. Por seguir comprándome calcetines bonitos, aunque a veces sea por ansiedad.

Gracias por ser tan fuerte, de corazón, de mente y de cuerpo. Por haber aguantado tantas mudanzas y aún así no dejar de querer seguir cambiando si creo que merece la pena, con todo lo que eso supone. 

Gracias por intentarlo siempre y de la mejor manera que crees que puedes hacerlo. Por tratar de hacer tu trabajo algo también bonito y un sitio acogedor en el que estar a pesar de todo. Por intentar que todo el mundo esté bien todo el rato, pero haber comprendido por fin que eso no es posible siempre.

Grazas tamén pola ilusión que teño por todas as festas e por todos os eventos que pode haber. Por subir a unhas tablas a ensinar orgullosa todo o que podo facer e darme, ate a min mesma, cun cántaro nos dentes polas veces que pensei que non podía, que quizais era mellor deixalo, que quizá non pagaba a pena.

Grazas por deixar os folgos en todo o que fas, miña rula. Fas moitas cousas por tí, e nunca deixarás de facelas. Espero que índa poda quererme mellor do que o fago agora. Espero cousas grandes e bonitas do futuro, con moita xente que me gustaría que estuviera ó meu carón, pero sobretodo, por enriba de todo o demais, conmigo misma. 

Brindo co viño que dou grazas tamén de ter siempre na nevera por tratar de apreciar, índa que sexa unhos segundillos de nada, todo o que fago cada día por min e polos demais. Por ver onde invertín hoxe toda esa enerxía que me falta se "non fixen nada". Manda carallo, que non fago nada. Imaxínate se sí. 


sábado, 19 de noviembre de 2022

La cura de mi alma.

Hay días en los que, por una cosa o por otra, acabas con el corazón lleno. 

Llevo unas semanas que no me apetece salir de casa. No me apetece ver a nadie ni hacer absolutamente nada. Y pienso como sería mi vida si simplemente llegase del trabajo, volviese a mi casa y estuviese sola y tranquila para poder no hacer nada. Y la idea, lejos de parecerme una locura, cada vez me atrae un poco más. Salgo de casa desde primera hora pensando lo poco que me apetece salir a ningún sitio, hablar con nadie o hacer nada. Y entonces, como es lógico, de una manera o de otra el día se me acaba torciendo un poco había el lado que no es. 

Se me da la vuelta la rosca.

Tengo miedo de encerrarme. Física y mentalmente, digo. Pero siento que no puedo evitar ni una cosa ni la otra. Hay veces que estoy con personas pero no me siento con ellas. Creo que últimamente soy como una pieza de puzzle que se parece mucho a la que estás buscando pero que la tienes que forzar un poquito para que encaje. Pero no se deja, porque ese no es su sitio. Siento que todo lo que conlleva socializar es un esfuerzo que no sé cuánto tiempo más voy a poder aguantar. No sé hasta donde estira la goma. Mis gatos están más cerca de mi de lo normal. Siento que no valgo para nada por mucho que me repita que no es así. Que soy de las personas más válidas que conozco, coño. Espabila. He dejado a un lado muchísimo (para lo que soy yo, claro) la responsabilidad emocional, que ni de lejos sabía que estaba utilizando tanta de mi energía que ahora necesito. Lloro por cosas que no tienen sentido en situaciones absurdas. Me sacan de quicio cosas que normalmente hago en mi rutina. Me cuesta mucho ir al gimnasio, hacerme la comida.

Pero, sin embargo, esta semana he sentido un cambio bonito. Normalmente cuando me siento así siempre tengo que notar que he llegado al fondo para volver a subir, pero esta vez no ha ocurrido. Siento que... Que se han esforzado en que volviera sin yo saber siquiera que tenía que volver. Y lo han hecho con el amor más bonito que me han dado nunca, lo creáis o no. Teniendo paciencia conmigo, dejándome ser hacia donde fuera. Dándome tiempo, churritos y castañas. Quedándome dormida con una manta en el sofá. Y algo ese día en ese sofá hizo click, y pude oírlo perfectamente. Oí como encajaba la pieza del puzzle. Oí como había encontrado su sitio. Esa noche dormí poco... Pero no soñé. No soñé con todas las cosas que tengo que hacer y no hago. No soñé con todas las cosas malas que pueden pasar y no pasan. Volví a dormir tan bonito como a mí me gusta.

Y ayer pude por fin no hacer nada un rato. Y me mire, me hablé bonito. Me toqué, me admiré y me quise. A la mujerona que soy. Sin llegar al fondo. También me dormí después. Como un bebé. 

Hoy sentí de nuevo toda esa ilusión bonita de verte. Tus besos me sacan de sitios oscuros y feos para darme la calidez y la luz del rincón más bonito de mi que jamás haya conocido. Gracias por hacer que deje que me saques de aquí antes de caer fuerte. Gracias por dejar que caiga encima de ti. Por tu paciencia, tu amor y tu cariño. Me llenas el corazón y el alma de una manera tan grande y tan bonita que todas las palabras que pueda usar y que conozco se me quedan cortas. 

Dormiré calentita esta noche otra vez por todo lo que me has dado. Con tu corazón en mi alma, y el mío a tu lado.

Te amo de aquí a la luna ida y vuelta a pasitos de caracol...💕

sábado, 29 de octubre de 2022

Como siempre te quise

 Hay cosas que nunca cambian y de las que nunca te olvidas. Y yo, llevo unos días echándote más de menos que de costumbre, papá. Porque hay cosas que me van a recordar a ti inevitablemente (y espero que) el resto de mi vida. 

Mamá a veces te pone plato todavía cuando hacemos comidas grandes, al pico de la mesa. Ahora es un sitio que normalmente me quedo yo...  o Padrino, cuando viene. Te gustaría mucho ver la relación tan bonita que hemos recuperado con esa parte de la familia y lo mucho que nos queremos. Yo todavía me santiguo a veces cuando salgo del portal, sin ser nada de eso yo, como tu hacías siempre al salir a la calle. Sobre todo si necesito tener más seguridad en mí misma que de costumbre. 

Me acuerdo de ti cada vez que comemos pulpo, porque qué bien te salía (y como me apetece ahora) y cada vez que mama hace torta de harina para comer, que suele ser cada muchísimo tiempo, porque cuánto te gustaba.

Y cada vez que miro a cualquier ventana del mundo, ahí estás tú de cotilla mirando hacia fuera y dejándote los codos sin hidratar en la repisa. Hay que hidratarse los codos cuando estás todo el día en la ventana, papá.

Cada vez que bebo cacaolat. Nunca me volvieron a saber igual de bien que cuando los bebía contigo en la Garimbería ni desde que la cerraron. Cada vez que huelo un Ducados, absolutamente inconfundible.

Y por supuesto, cada vez que me subo a unas tablas. "Va por ti, papá". Ojalá hubieras llegado a verme actuar alguna vez. Aunque puede que si estuvieras aquí quizá nunca hubiera empezado, fue un refugio muy bonito cuando no estabas. Ojalá te hubieras podido aberrar al ver la Venus del espejo, haberte visto llorar viendo Agosto, o haberte reído hasta no poder con El enfermo imaginario. Ojalá me hubieras visto debutar un año después en Bajarse al Moro y hubieras visto la manera tan bonita en la que cambió mi vida.

Sé que donde estés, estás más orgulloso de mis logros que yo y lo estás también de la persona bonita en la que me estoy convirtiendo. Estoy trabajando en mi paciencia, creo que se me está dando bien. Tengo un trabajo que me gusta mucho, y la ambición que también heredé de ti me hará llegar mucho más lejos, aunque aún me queda mucho de como aprender a gestionarla... Pero doy pasos pequeños y seguros. Estoy rodeada de gente bonita que me quiere, me respeta y me apoya. Te habrían encantado. Y el chico con el que estoy te habría vuelto loco, y mucho más lo feliz que me hace estar. Voy a seguir haciendo lo que me gusta para complacerme, porque también sé que es lo que tu querrías. Que sea feliz con lo que haga, que este a gusto. Y que estudie. Cariño, nunca dejes de estudiar. 

Todo esto que escribo hoy, es un un cálido abrazo al alma que me estás dando. 

No voy nunca a olvidar las cosquillas, la última conversación que tuvimos y aquella foto tan linda que tenemos en tu cumpleaños. Tampoco las veces que llorabas viendo Cuento de Navidad, medio a escondidas porque los hombres no lloran, papá. Te veo en mis rizos, en mi nariz y en mi forma de hacer las cosas. Te veo cuando puteo a mami y cuando miro mi llavero. Estas en los westerns, en Chuck Norris, en Colombo, en Rex y en Los vigilantes de la playa. En despedirme con un beso y empezar los periódicos al revés. Te veo todo el rato cuando me miro por dentro porque, por suerte, siempre vas a estar conmigo.

Te quiero, pa. Como siempre te quise.

miércoles, 19 de octubre de 2022

Del miércoles al martes

 'Te veo en el armario. Te encuentro en el sofá. Te busco por el barrio y te veo en el bar. Te escucho por la radio. Te unto en el pan. Te leo en los diarios... Me sabe a ti la sal. 

A veces te apareces debajo del cojín. Mi gato se parece cada vez más a ti. Eres la rubia del anuncio y el monstruo del pantano, eres la niña del columpio y el tío del butano.

A ver si va a ser... A parte de que estás por todas partes, en las ciencias y en las artes, en el seno y el coseno, ai... No dejo de pensarte y de pensarte, del miércoles al martes... 

A ver si va a ser ... Que te echo de menos.'

martes, 18 de octubre de 2022

A todas luces.

Nunca, jamás había dormido con la luz encendida. Desde que empecé a encontrar en mi habitación y a oscuras un sitio seguro, desde que dejé de compartir habitación con mi hermana, no había vuelto a dormir con la luz encendida. Y no pensé que esto fuera a cambiar nunca. Hay días que me paso en casa sin encender ninguna luz, porque así estoy totalmente en mi zona de confort, y si no tengo nada que hacer me gusta no saber qué hora es para que no me condicione en nada. Y sin embargo, todas las veces que he dormido contigo y he tenido la oportunidad, he dejado una luz pequeña encendida. Hoy, que no puedo dormir, me pregunté por qué. Y es porque... Creo que hay una parte de mi que tiene algo de miedo de apagar la luz y que de repente no estés. También porque me encanta despertarme por las noches y no solo sentirte conmigo, si no ver que estás aquí. 

A veces me cuesta mucho distinguir la realidad cuando estoy contigo. Vivimos cosas tan surrealistas que muchas, si no las escribiera, te diría que las he soñado. Y menos mal que no, porque esto que tenemos me da la vida y no me gustaría basarla en un principio de esquizofrenia. Menos mal que hay purpurina en toda mi cama para decirme que no miento. Menos mal que tengo una foto contigo en la mesilla... Que tengo anillos en las manos cuando no llevaba casi nunca. 

Ojalá pudiera cuidarte todo mi vida entre mis brazos. Ojalá despertarte porque no puedo dormir y que me lo hicieras tan bonito como siempre. Vivir en tu sudor y agarrada a tu pecho, a oscuras o con luz.

Cada vez que lo pienso...es que que bonito eres, joder. Qué digo! Que bonitos somos. Y que linda que me haces siempre. Y que bien me siento cuando estoy contigo y que ganas de no soltarte y de darte mi vida. Y de darte, mi vida. 

Es la primera vez que no me da ansiedad no saber a dónde me lleva algo, porque me da igual si estoy contigo. Ojalá sigamos evolucionando juntos de una manera tan bonita como me parece que lo hacemos. 

Ojalá sueñe contigo lo que me queda de noche. Y ojalá estés mientras duermes mirando las mismas estrellas que yo miro cuando sueño con tus ojos. 

Como dirías mientras duermes "un puto sueño, joder". Y si eso es lo que eres ojalá no me despierte. 

Te amo a oscuras, con luz blanca o con luz amarilla. Te amo con luces de neón, con una de mis mil lámparas de la mesilla o bajo mi linterna de leer. Con luces led, con mil velas o solo con una.

Te amo, si hace falta, a todas luces.

Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes dónde estará tu princesa.


lunes, 26 de septiembre de 2022

Todo el universo conocido

Hoy, hace un año, estábamos en Madrid.

Un año. No me puedo creer que haya pasado un año desde el día en el que decidimos que bajar a Madrid en moto a que nos firmasen un libro en pleno septiembre era buena idea. Cada vez que lo pienso solo veo lo tonta que fui al no haberte dicho: "Eh, y si... o sea, y si lo dejamos todo y nos quedamos aquí?". Aunque probablemente me habrías dicho que no, debí al menos haberlo intentado. Si hubiera elegido parar el tiempo, quizá...

Que curioso el tiempo, verdad? Parece que fue ayer cuando pasó todo esto, y sin embargo, han cambiado tantísimas cosas desde entonces. Te he visto crecer, quererte más y cuidarte. Ojalá no deje nunca de  ver como haces eso. Y nuestra relación...joder, si que ha cambiado desde entonces. Sí que ha crecido. Tanto que me llegas desde los dedos de mis pies hasta la punta del pelo más larga que tenga, pasando por todo lo más profundo de mi alma, mi corazón y mi estómago, queriendo regodearte y quedarte a vivir ahí dentro de una manera tan fuerte que me atrevo a decir sin temor a equivocarme que lo vas a conseguir.

Hace un año que decidí luchar por ser feliz contigo, aunque fuera de una manera en la que no estoy acostumbrada. Aunque fuera algo un poco diferente, aunque tuviera que deconstruirme y tratar con muchos de mis demonios y mis miedos. Yo también he crecido contigo y gracias a ti. He aprendido cosas que nunca me imaginaba y te he conocido en sentidos que jamás creí. Y todo lo que me queda, todavía. Y miro todo lo que hemos vivido este año y pienso que ojalá poder mirar al futuro y ver todo esto con la misma claridad. A veces lo sueño. A veces siento que lo tengo todo ahí a punto de tocarlo con mis dedos... 

Por una parte pienso que ojalá todo esto hubiera pasado antes, para poder aprovecharlo. Pero en realidad, de alguna manera sé... Que nos hemos encontrado justo cuando teníamos que encontrarnos. Que lo que tenemos sea eterno mientras dure.

Se me hace tan raro no saber a donde vamos y no tener ni la más remota idea de por donde vamos a seguir creciendo... Porque, aunque no sé hacia donde, sé que vamos a seguir haciéndolo. Porque hablo en serio cada vez que te digo que me desbordas. Que te me sales del corazón de una manera tan grande que no me cabe en el pecho y que cada vez me cuesta más retener ahí. 

Te mereces mucho, mucho más de lo que yo nunca pueda darte. Pero lucharé todos y cada uno de mis días e invertiré todos y cada uno de mis alientos para que, pase lo que pase, mires atrás y pienses... que ha valido la pena. Mereces que te traten bien, que te quieran y que te escuchen. Mereces comprensión y tiempo. El mío el que más. Mereces el amor más bonito que nadie pueda darte. Mereces la luna, las estrellas y el caracol que los recorre. Mereces todo el universo conocido. Aunque solo pueda bajar un poquito hasta un refugio que aparece de vez en cuando en mi habitación. 

Siempre, siempre, siempre voy a cuidar de ti. Este contigo en Madrid, estés tu en Granada o yo en Mérida. Siempre habrá alguien acordándose de ti mirando la nebulosa de su muñeca. 

Ojalá esto no acabe nunca y siga evolucionando tan bonito como lo hace. No voy a soltarte nunca de la mano, mi amor. Siempre habrá un angelillo contigo en cualquier parte equilibrando la balanza. Siempre.


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.

jueves, 22 de septiembre de 2022

Lo bueno de tener … ¿un mal día?

 Hoy fue un día un poquito triste. Y me apetece tener alguien con quien compartirlo. Pero para poder contaros esto, antes tengo que daros antecedentes.

La semana anterior, fue horrible. Intento no pensarlo mucho y he disociado de ello todo lo que mi cabeza ha querido y me ha dejad para poder protegerme. Y aún así no lo he logrado. Esta vez, me ha tocado fuerte y precioso, en todas partes. En el corazón, estómago y alma. Todo a la vez. Y aún así, la poca gestión que tengo de mi responsabilidad emocional hizo que la mayoría del tiempo me preocupase por otras personas antes que por mí.

Pasado el miércoles, mejoró la cosa un poco. Empecé a intentar ver las cosas de otra manera, a tratar los golpes que venían de uno en uno y pararlos o esquivarlos como siempre, pesando que no me iba  a dejar caer ahí donde estuve bajo ninguna circunstancia. Sin ganas de salir, ni de hacer, ni de ver a nadie... no quería eso, me quiero a mí y me quería de vuelta.

Y hoy...hoy ya sabía que iba a ser un día tristón para mi. Intenté empezarlo bien aún sabiéndolo. 

Anoche me acosté sin saber nada y pensando mucho. 

Me parece oír a veces la puerta de la calle. 

Y me despierto con los ojitos hinchados por la mañana y aparentando una resaca enorme que no tengo. Salgo temprano, porque no me quedaba café y, desde luego, necesitaba uno. Me encontré a mi jefe en la escalera, que me preguntó que tal ayer en mi cita misteriosa (fui vestida al trabajo algo diferente de lo normal), le contesté que tenía salido mejor. "Bueno, mujer". Me ofreció toda la mañana comida que no pude comerme.

Mucho ruido en la oficina. Una chica que han cambiado de horario y que no para de gritar. No quería escuchar música, pero no podía concentrarme. Un podcast. Tampoco... a la tía esa se la oye por encima. "Marcos, esta se tiene que ir".

Eché la bronca a personas que se lo merecían, quizá algo más agresivo de lo que hubiera debido. Y me empezó a doler el estómago un poco. Estuve destemplada toda la mañana, con un moratón de mordisco en el brazo y la piel de gallina. 

En la oficina daba el sol. Las manos heladas y encima del teclado en vez del cuerpo en el que deberían estar.

He comido poco también hoy, porque mi cuerpo somatiza y no me ha dejado hacer mucho con esto. Al principio, pensé que quizá mi temperatura corporal se debiera a eso, pero no. 

Desconecto el móvil, porque lo miro con ansia todo el rato y no me hace bien. Y, a mediodía, a entrenar.

Hoy era el último día en el gimnasio de mi entrenador y de otros dos entrenadores a los que quiero un mundo. Por eso sabía que hoy iba a ser un día complicado para mí. Digamos que no se me dan bien las despedidas, aunque sean un "Hasta luego". Estuve con ellos, los quise. 

Iñaki me dijo que tenía purpurina en la cara, haciéndome sin querer recordar más para lo que no valió que para lo que sí. "Si tienes hijas, vas a flipar Iñaki, de verdad que esto no se va nunca". Y aún así la sigo usando.

Y lloré. Lloré fuerte, en el vestuario, con ellos y después. Porque me dolía el corazoncito y el alma. Y salí con ganas de hablar con alguien, "voy a llamar a mami, así también sé como está". Pero cuando enciendo el móvil tengo un mensaje de que mamá esta durmiendo. 

Desconecto el móvil.

Rindo en el trabajo, me enfado (con motivo). Me rindo. Mi jefe lo nota y me da las gracias por todo lo que estoy haciendo por él. "Quería decirte... no te lo digo mucho,  pero estás trabajando increíble últimamente. Me estás librando de muchas, también sabes que estoy en un momento personal complicado y quería darte las gracias. Creo que trabajamos muy bien juntos". Y a llorar otra vez, claro.

Puede que no haya sido para tanto, pero me duele un poco encontrarme aquí, en ese punto en el que todavía no sé si voy hacia arriba o hacia abajo. Doliéndome el estómago un poquito y haciendo algo de cenar para obligarme un poco, porque hay cosas a las que hay que obligarse a veces. Pareciéndome escuchar de vez en cuando la puerta de la entrada aunque sepa que no va a ocurrir. Aquí, sin saber como estoy y con las emociones por fuera bailando en un torbellino que no entiendo. 

Estoy, y al final, es lo importante. Estoy, estoy, estoy....

Libero. 


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.

Siempre tú

 Siempre que te veo me fascina que te haya conocido. Siempre que te miro me pellizco por si acaso estoy dormido. Puede ser que sea un sueño muy profundo, o que de todo este mundo me eligieses a mi 

Normal que todo me de un poco igual, si en algún momento me siento un poco mal... Sé que siempre tú me pones la sal.

Siempre que te escribo dejo a un lado los mensajes de otra gente. Y no es porque no quiera a mis amigos, es que mi querer contigo requiere un querer más urgente. Tan urgente como vivo. Y es que siempre me recuerdas, si me olvido, que aunque te vayas, conque hoy estes conmigo me levantas el castigo de vivir mirando atrás.

No hay mejor plan que desayunar después de haber quedado pa cenar... Ahí es donde tú me pones la sal.


Porque, siempre tú, me pones la sal.



lunes, 12 de septiembre de 2022

Jaque al rey.

 Lo bueno y lo malo.

A veces, un juego puede cambiarte la vida. O quizá es algo que parecía un juego cuando empezó y se ha convertido en mucho más. O, tal vez, no sea nada más que un juego.

Lo bueno y lo malo... Nunca encontré quién jugará conmigo. Acostumbro a jugar sola a esto ahora porque no he encontrado la persona a la que le siente tan bien como a mí. Lo he probado con varias, pero no tiene el mismo efecto.

Juego todos los días. Y si puede ser, por escrito. Para leerme y poder entenderme. 

Antes de dormirme, pienso una cosa: que ha sido lo peor del día de hoy? Y después de meditado y contestado, me pregunto: y lo mejor?

A veces la balanza está muy desequilibrada hacia un lado o hacia otro. Otras, lo mejor y lo peor del día resultan coincidir. Lo ideal? Que lo mejor del día compense lo malo, por supuesto. Y cuando lo lees, a veces no compensa, pero sí que reconforta. Te hace ser más consciente de tus elecciones, de lo que te están haciendo y de si te estás haciendo bien. Para que, si ves que estás yendo por el camino que inclina la balanza al lado contrario, puedas cambiarlo. O para que puedas decidir no hacerlo aunque, después de un tiempo, y por escrito, veas que te destroce.

Lo bueno y lo malo. Jugar a vivir. A tomar tus decisiones, a sus consecuencias. A mover lo que está en mi mano para que vaya hacia donde yo quiero.

Entonces, ¿por qué la balanza está inclinada hacia el lado que no es? 

Algo no estoy viendo. Algo se me pasa por alto. Quizá la consciencia de mí misma, o quizá... O quizá haya escogido el camino difícil. Para no aburrirme. Para no tener un sólo segundo en el que poder aburrirme. Por autoconocimiento, por explorar límites, por excitación. Por entretenerme un poco más con mi misma, por ser mi propio experimento, mi peón. Por ver hasta dónde duele.


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes dónde estará tu princesa.


lunes, 4 de julio de 2022

Feliz +1

 Felicidades, amor.

Es el primer año que tengo la suerte de poder felicitarte estando tan presente en tu vida y de una manera tan bonita como creo que lo estoy ahora.

Me has dado tanto durante estos meses que nos hemos vuelto a encontrar, que no se por donde empezar a darte las gracias.

Hoy no escribo con Chopin. Escribo con "Emborracharme", "Cabecita loca", "Tears in Heaven", "Por debajo de la mesa" y el resto de nuestra lista desvirtuada.

Ya sé que no te gustan los regalos, pero bueno... Este es el primero de cumple que te dedico y conmigo vas a tener que ir superando ese traumita que tienes... Porque me gustas. Y me gusta hacer cosas que sé que te van a gustar i a poner contento, y me gusta invertir tiempo en ti de todas las maneras posibles. Y me gusta como sonríes y como te sonrojas cuando te regalo algo, con esa sonrisa tonta que pones de "que boba, no me lo merezco", y que luego no puedas quitar la mirada de mí porque alguien como yo no puede ser cierto. 

Gracias por quererme como lo haces, porque pase lo que pase sé que nunca, nadie, me va a querer de una manera tan bonita y tan sincera como tú. Gracias por escucharme cuando estoy triste, contenta, emocionada o enfadada y saber llevarme igualmente a ese sitio increíblemente bonito al que sin darte cuenta me llevas cuando estoy contigo. El mismo al que me llevas cuando viendo un espectáculo me tocas la pierna y conectas conmigo por un instante, cuando me acaricias el pelo hasta quedarme dormida y luego me oyes roncar un poquito. Al que me llevas cuando me agarras la mano por la calle o te paras de golpe para darme un beso. Cuando brindamos con nuestras Gulden. Cuando te estoy contando algo y te quedas absolutamente embobado mirándome. Ese mismo sitio al que me llevas cuando me ves después de mucho tiempo sin haberme visto, cuando me tocas y cuando me besas. 

Gracias por invertir en mi todo el tiempo que inviertes aunque mi corazón y mi alma sean insaciables y siempre pidan más. Gracias por creer en mí y recordarme quien soy cuando yo no me acuerdo, por dejame llorar en tu hombro. Gracias por dejarme amanecer contigo. 

Te amo, pequeño. Desde hace un tiempo tienes contigo mi corazón y, me guste o no, lo vas a tener toda la vida. Sé que vas a cuidarlo todo lo bien que puedas. Ojalá te lo hubiera podido dar antes.

Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes dónde estará tu princesa. Aunque creo que yo he encontrado a la mia y es bajita, calva y no ve de cerca.

Felicidades Alberto. Brindo por mil años más viéndote crecer.


martes, 21 de junio de 2022

Recharge

 A veces... a veces hay que parar para poder estar un poco contigo. Esto es un problema muchas veces porque no a todo el mundo le gusta estar consigo misma. Hay personas que incluso no se soportan. Y cuando se quedan en silencio se maltratan y lo único que escuchan de ellas son reproches; Deberías haber hecho esto, no estás haciendo todo lo que puedes, deberías estar haciendo esto otro.

Ahí, justo ahí, es donde creo que hay que parar . A decirte que estás haciendo suficiente, que estás haciendo lo que puedes. A quererte. A hacer lo que a ti te apetece y no lo que los demás esperan que hagas. Dijo una sabia una vez: "No hay felicidad sin libertad, ni libertad sin coraje". Y puede que yo ahora no tengo mucho coraje. Estoy cansada. Cogiendo aire, que también hace falta. El problema viene en que yo soy mucho más yo cuando estoy... contigo. Porque me quitas de pensar, me generas endorfinas y de repente solo existimos tu y yo. Pero eso solo ocurre cuando los dos dejamos que ocurra y hay veces que no podemos dejarnos. No podemos dejarnos porque tenemos que estar con nosotros un poco más de lo que hemos estado.

Dormiré sin cascos esta noche. Me hablaré lindo, leeré un rato y me querré todo lo que no me he dejado querer esta semana. Aunque solo sea para poder dejar que me quieras la próxima vez que te vea. 

Estamos mal acostumbrados a querernos tan bien y tan bonito... Que lo de bajar al suelo con el común de los mortales es una movida, la verdad. Pero de alguna manera hay que coger fuerza cuando te pasas toda la vida volando. 

Ojalá pudiera quererte yo por los dos. Ojalá te llegasen desde aquí todas las cosas bonitas de alguna manera... por la luna, o por los ascendentes que sea que tengamos. 

Recarguémonos, amor, que todo llega.


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.

martes, 12 de abril de 2022

La cabeza y los sueños patas arriba.

 Soñé contigo esta noche, otra vez.

Me habías dejado en el portal de casa hacía un rato, y empezaba a preocuparme un poco porque no me avisabas de haber llegado a tu casa. Volvías un rato después. 

- "A ver", decías; "Ya sé que he tardado un poco, pero he tenido que sopesar muchas cosas para volver. Es la 1.30 de la mañana y para mí estar aquí significa dejar que descanse mi niño interior, y no sé hasta cuando puede ser eso. Una hora, un par, una noche... Quiero que entiendas lo complicado y difícil que resulta esto para mí".

Y yo sonreí. Porque joder si lo entendía. Y te besé entonces. Y nos besamos. Y madre mía, vaya beso. 

No recuerdo nada más, sólo que desperté y no estabas. No entendía nada de lo que estaba pasando y me costó mucho, muchísimo, distinguir lo que estaba siendo real y lo que no. 

Apenas nos hemos visto hace unas horas y ya te echo de menos, Alberto. Gracias por hacer, sin querer y sin saber cómo, que mi imaginación vuele de esta manera hasta dónde está feliz, que sin duda es a tu lado.


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.

Just repeat...

 Zerstörung. Unterbrechung. Hoffnung. Rettung.

martes, 29 de marzo de 2022

Sinmigo.

 Hoy es un día de esos en los que estoy tan cansada que no puedo dormir. Estoy como si llevase una eternidad despierta. Ha sido definitivamente un día difícil, han pasado muchas cosas, no he sabido quererme hoy. Estuve metida en una espiral pequeña de autodestrucción y autocompasión muy extraño, la verdad. Imagino que es cierto que hay veces que hasta que duele no aprendes. Que hay cosas que hay que arrancar rápido y deprisa, que tienen que doler, pero que sea cuanto antes y cuanto menos. 

Me siento decepcionada conmigo hoy y eso me pone muy triste porque no sé gestionarlo. Es, para mi, uno de los peores sentimientos que puedes tener. 

Me quedé dormida esta mañana. Muy dormida. Llegué tarde al trabajo y esto ya es la peor manera en la que puede empezar un día para mi. Se fueron sucediendo mil cosas que hicieron que mi ansiedad y mi culpa se fueran acrecentando hasta que no cupieron más cosas dentro de mi pecho y tuvieron que salir por algún lado. De forma física, en este caso. Y ahora, agotada como estoy, no puedo dormir. Creo que no me estoy dejando. Me parece que me tendré que tomar unos días para cuidarme y tratar de aceptarme otra vez. 

Al final, sí que era una hecatombe. Y este torbellino sí que se ha llevado personas por delante esta vez. No sé muy bien como se cuida una cuando no se quiere. Creo que nunca me había pasado. Me siento ajena y decepcionada de mí. No confío en mí.



No sé que hacer para estar mejor, tampoco. Ni si quiero estarlo. Ni si merezco estarlo. Creo que no. Creo que esta vez no me merezco.

Creo que me quedan muchas noches en vela de soñarte, todavía.



Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.




sábado, 26 de marzo de 2022

Ain't no sunshine

 Soñé contigo esta noche. Despierta, esta vez. Siento como si hubiera estado toda la noche mirando como duermes. Jodida, pero contenta. Ojalá hubiera sido así. Desde luego me habría despertado mejor de lo que lo hice esta mañana. Tengo el alma hoy un poco rota. Supongo que porque es el peor día de regla hoy y las hormonas están haciendo su trabajo.

La verdad es que sueño despierta contigo a todas horas, esto no es en sí ninguna novedad, pero lo de ayer... tenía algo diferente. No solo te pensaba, te sentía. Era un poco triste volver a abrir los ojos y caer en la realidad, que es muy distinta a lo que estaba viviendo con los ojos cerrados. Distinta a mirarte dormir, distinta a una música de vinilo mientras planeamos nuestras vacaciones. Distinta a leerte un libro en voz alta mientras te duermes, a pintarte las uñas, a escoger una película y dormirme cuando la ponemos, a tu pecho sirviendo de almohada. Hay días que se está mucho mejor con los ojos cerrados y donde a ti que te apetece. Quiero volver ahí a donde mi cabeza estaba esta noche, quizá durmiendo lo consiga. Quizá. No lo sabré si no lo pruebo. Te recuerdo hoy un poco más que de costumbre. No me vayas a olvidar.

Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.

jueves, 17 de marzo de 2022

No hay felicidad sin libertad, ni libertad sin coraje

Hoy me siento llena. Colmada de amor y de cariño. No sé muy bien explicaros por qué, no ha pasado nada especial. Puede que incluso sea de amor propio. Me están viniendo bien las vacaciones para quererme y cuidarme, para hacer cosas que me apetecían que hacía tiempo que no podía hacer, para no hacer nada. también para asimilar el giro tan raro que está dando mi vida. 
No sé cuanto tiempo podré sentirme bien hasta que vuelva a sentir miedo por algo que no sé si va a pasar. Al final, es lo que acabo haciendo siempre, sabotearme a mi misma, ya sea en menor o mayor grado. Pero estoy aprendiendo a dejarme ir un poco. Sé que no vale la pena pensar en cosas que no sabes si van a pasar, pero a veces se vuelve inevitable. Esa sensación un poco de "síndrome del impostor", de que estás siendo demasiado feliz y no te lo mereces. Cómo te vas a merecer tú cosas buenas, claro. Pues porque has luchado por ellas, coño. Es lo que intentas todo el rato, sentirte feliz, a veces a toda costa y no lo consigues. Y cuando lo tienes... algo falla. Algo está como... que no debería estar ahí. Hay que hacerle sitio en el corazón y dejarle un huequito, para que ese sentimiento bonito venga cuando quiera y nada lo juzgue. Para que no tenga que haber un por qué y simplemente se acomode y te eche una mantita encima para calentarte todavía un poco más.
Me alegro también de darme cuenta de lo que tengo, y de que me encuentro feliz. No es algo que quiera apreciar sólo cuando he tocado suelo. Quiero apreciarlo aquí, quererlo y cuidarlo para que no se vaya. Al final creo que es lo que hay que hacer. 
Chopin me acompaña una vez más esta noche, me cuenta al oído esas cosas melancólicas que yo tanto disfruto, pero que no me aturden. Me llegan al alma, pero hoy no se quedan. Solo me inspiran a deciros otra vez que apreciéis lo que tenéis, que no seáis bobos, que nunca se sabe.
Y dejándoos esto por aquí, me voy, para cerrar el día, a cenar un sanwisito.

Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes dónde estará tu princesa.

lunes, 7 de marzo de 2022

Cuando dos universos se encuentran...

Pensé en escribir aquella noche, aquí el blog, otra vez. Luego recordé que, el viernes, cuando se quedó a dormir por primera (y espero no última) vez en casa, también pensé en escribir lo realmente bien que me sentía y lo feliz que estaba siendo para que no se me olvidase. Y no lo hice. Me parece injusto para mí escribir solo las cosas malas y las buenas dejarlas en el aire, así que voy a compensar esto un poco.

El viernes... El viernes fue un día increíble. Hacía años que no me sentía así, a lo mejor desde... A lo mejor desde nunca. No sé cómo lo hace pero esta persona está haciendo que sienta cosas que realmente no creí que existieran. Yo, la enamorada del amor. Pero del amor poco romántico, del amor que se palpa y se cuida y se queda, y no del que aparece en forma de mariposas en el estómago. Y sin embargo aquí estoy, llena de bichillos que me revolotean por dentro y que a veces agitan sus alas demasiado fuerte y demasiado rápido. Demasiado rápido. Siempre pequé de ir demasiado rápido, supongo que son consecuencias de querer sin frenos y de vivir tan frenéticamente como yo lo hago. Lo quiero todo rápido, porque tengo miedo de que se me escape. Y siento, a veces, que se me escapa.

Pensé que no iba a venir. El viernes, digo. Quedamos en que viniera a buscarme al trabajo, y me mandó un mensaje de que estaba teniendo una conversación con ella. Pensé que en ese momento se había acabado mi día y que se quedaría con ella, que me había quedado (por cuarta vez, esa semana) otra vez sin planes. Y esta vez sin uno que me apetecía mucho y que me dolía un poco. No tenía noticias y decidí seguir trabajando un poco más, el trabajo siempre me entretiene y me reconforta, me elimina los pensamientos ajenos a lo que sea que esté haciendo en ese momento. Igual que cuando me pongo a limpiar la casa porque estoy de mal humor, es lo que hago cuando quiero no pensar. 

Al final sí vino, me sorprendí bastante. Me fui a casa andando de la oficina porque quedamos en casa directamente. Estaba preocupada por lo que hubiera podido estar hablando este chico porque... Bueno, pues porque solo quiero que esté bien, por qué va a ser. Ojalá lo tratasen mejor, me rompe el alma. Se merece cosas bonitas sólo y ojalá... Ay, ojalá.

Lloré de camino a casa, antes de verle. Llovía un poco fuera así que poco se pudo notar. No sé aún bien por qué lo hice, quizá de alivio, de tensión, impotencia o ansiedad. Quizá todo a la vez. Al llegar lo esperé en el portal y me contó lo que había pasado y yo, la verdad, lo agradecí un montón. Aprecio mucho que confíe en mi y me lo demuestre de maneras tan bonitas como contándome estas cosas. 

Íbamos a hacer galletas, pero estuvimos en la cama jugando y cuando nos dimos cuenta casi nos cierra el súper... Bajamos a por guarradas después. Pusimos música, fumamos un poco. Me gusta no tener que tener un plan con él porque a mí con estar juntos ya me llega, por eso nunca soy capaz de tomar decisiones sobre qué planes hacer y cuáles no, es que estaría igual de bien con el en el restaurante más caro del mundo que en un banco comiendo pipas. Obviando las ganas que tengo de acostarme con el cada vez que lo veo (es que joder, como me pone), y también cuando no. No me gusta cuando se va, supongo que por eso también fue tan bonita la noche del viernes. Que puto pánico me da siempre ver cómo se marcha. Supongo que se debe parecer un poco a lo que él siente cuando piensa en lo que le hice cuando éramos muchachitos y en qué pasa si vuelve a ocurrir. Me castigo un poco por haber tomado la decisión que tomé aquel día, aunque para mí tuviera motivos para hacerlo. No soy de culparme por cosas del pasado que ya no tienen arreglo, pero también es verdad que nada de lo que había hecho me había afectado al futuro a este extremo. 

Nos fuimos a la cama incluso antes que de costumbre. Después de haber fumado un poco y comido como cerdos (me comí un donut de una patética manera, pero tenía que pasar tarde o temprano) se quedó dormidito y se puso a roncar como un bebé (como uno muy grande y con una caja de resonancia increíble) , aún así dormí como una bendita. Tampoco me extraña después de los orgasmos que tuve, la verdad. Y a la mañana siguiente... No puedo expresar como me sentí entonces cuando abrí los ojos y lo vi a mi lado. Y lo abracé otra vez porque no quería ni podía hacer otra cosa. Deseé ahí que el mundo se parase y quedarme en sus brazos toda la vida. Tuve la tentación de no soltarle nunca con todo lo que ello supone, pero tuve que hacerlo. Y pusimos musiquita y nos metimos en la ducha, y me arreglé un poco. El estaba guapísimo. Siempre lo está. Y huele siempre como los dioses. Joder, cuánto me gusta.  

Nos fuimos a tatuar después de arreglarnos. Es el tatuaje mejor hecho y más bonito que tengo hasta ahora. Y sonrió cuando lo miro y me hace feliz hasta las trancas. Sabes esa mierda de "cuando te eche de menos miraré la luna, pensando que en algún lugar del mundo tú estarás mirando la misma luna que yo"? O "Miraré la luna pero te veré a ti"? Pues exactamente así es como me siento.

Volvimos a casa a por sus cosas y se fue después. Y me sentí un poco vacía pero llena de amor y cariño. No puedo expresarle lo bonito que me parece que me dedique algo de ese tiempo que tiene y que me parece tan importante para él. 

Me dormí la siesta todo el sábado y cene con mi familia. Estuve bastante decaída todo el día. No sé si por la modorra de ser domingo, por una especia de depresión postvacacional... No sé. No me sentí muy bien, me preguntaron todos varias veces si estaba bien, pero no sé por qué preguntan si no van a aceptar un "no, pero no sé que me pasa" como respuesta.

Me fumé unos calos en el sofá con Galle. A veces pienso que ahora fumo más solo para poder comer por ansiedad sin sentirme mal, pero no estoy segura todavía. Tengo que analizarlo un poco aún.

La realidad es que ha sido un buen fin de semana. Quizá haga esto más a menudo para ayudarme a aclarar y a separar todos los miles de cosas que siento a la vez, desahogarme y ser un poco sincera conmigo. Aunque me lleve 40 minutos, como me está llevando ahora.

Intentaré gestionar el pensar cada vez que sonríe: "En esta curva me maté yo". Seguiré intentando ser feliz con lo que tengo y cuidar todas estas cosas y personas tan bonitas que tengo. Aunque, confieso, algunas me están llevando un poco el alma y están haciendo que me desintegre un poco por el camino. Vale la pena.


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.