Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
.

jueves, 29 de diciembre de 2022

Todos mis futuros son contigo

 Me he despertado esta mañana como si me hubiera drogado con la droga más bonita que existe. Ayer se me llenó otra vez la barrita de amor mientras hacíamos galletas e invadía tu espacio en el sofá y luchaba (créeme si luchaba) por no quedarme dormida porque no quería perderte de vista ni un sólo segundo. Quería disfrutarte después de tanto tiempo de no haberte visto y que bien haber podido hacerlo.

No sé qué habré soñado está noche, pero si tengo claro que fue algo bonito. Me desperté sonriendo y abrazada a esta puta fantasía que me regalaste, me encontraba como si este no fuera el planeta en el que tuviera que estar. Como si hubiera otro mundo paralelo mejor en el que... En el que estaba contigo. Me agarré un pecho también cuando todavía no sabía bien si estaba dormida o despierta. Está claro que soñé contigo.

Se acaba el año y nos quedan mil cosas que vivir todavía, y yo ya no sé que esperarme porque no sé cómo esto puede mejorar más. Este año nos hemos ido de vacaciones. Te he deseado como nunca he deseado a nadie. Nos hemos emborrachado muchísimo y pasado juntos resacas, hemos puesto juntos el árbol de Navidad un año más. Hemos jugado al Overcoocked y hecho videollamadas para poder vernos la carita. Y nos hemos echado mucho, mucho de menos. Hemos llenado de amor y de sexo tu casa y la mía. Hemos comido super gocho y encontrado sitios bonitos en los que estar. Hemos ido juntos al cine y hemos ido a trabajar sin dormir. Hemos ido juntos a un festivalillo de electrónica y me has presentado personas muy importantes en tu vida. Has venido a ver cómo actuaba y las obras que había creado mi vientre. Descubrimos como parar mis dolores de regla. Nos hemos sacado mil fotos, hemos ido a ver coches hacer broom y me has tenido que arrancar una uña. Bailamos sin que nos importase nada más. Hemos montado en moto todo lo que pudimos. Nos hemos ido juntos de vacaciones y hemos ido a una velada de boxeo. Disfrutamos juntos de no hacer nada. Hemos dormido juntos más y nos hemos encontrado un conciertillo al salir de mi casa una mañana. Conociste a mucha de mi familia, la que se elije y la que no. Escuchamos jazz. Tuve miedo de perderte a veces y otras de que te pasase algo. Descubrimos juntos Verdes de una manera bonita y comimos bocadillos de calamares. Tenemos un refugio que me apetece mucho volver a usar para aislarnos de todo lo que pasa ahí fuera. Te mandé mil y una fotos de mi y de mi cuerpo. Me disfrutaste como nadie lo había hecho nunca, compartiste y disfrutaste conmigo todos mis logros y luchamos juntos por salir de sitios feos donde nos metimos. Lo conseguimos, aún seguimos haciéndolo. El año que dejé de los trajes por los vaqueros, con un motivo. Nos tatuamos juntos y ahora tenemos agujeros en sitios que antes no. Nos duchamos mil veces juntos y comimos mejillones en un barquito. Me sacaste fotos increíbles, te puse de fondo de pantalla y tú cambiaste el de nuestra conversación. Somos nuestra foto de perfil a veces y yo tengo nuestra primera foto en la mesilla. Nos disfrazamos en juaguelin... Y sin querer otras mil veces porque somos ridículos. Te has puesto mi ropa y yo la tuya y te has puesto mi sujetador en la cabeza. Has conseguido gustarle a mamá. También conseguiste de alguna manera que no entiendo hacer que pueda amarte un poco más cada día. Nos hemos pintado las uñas y nos hemos puesto mascarillas. Hemos visto películas, alguna serie y espectáculos a los que me encantó que fuéramos juntos, al margen de quien más estuviera. Hemos visto magia y perversión, que es también lo mismo que hemos creado. Nos hemos comprado un jersey navideño y hemos ido a patinar. Me siento orgullosa de lo que consigues  y de salir contigo. Y sobretodo nos hemos amado de una manera que no sé describir.

Y por eso no sé qué esperar del año que viene.

Quiero repetir mil de estas cosas contigo y de todas las que me dejo en el tintero. También hacerlas de otra manera. Dormir juntos más veces y ponernos más mascarillas en la cata. Ir a un concierto contigo, a uno de algo nos guste a los dos. Más festivales. Leernos el uno al otro en todos los sentidos que pueda haber. Volver a Corme a ver las estrellas, coger una pizza y tirarnos en el campo. Seguir yendo al Green st y que nos sigan viendo hacer el ridículo. Y fumar juntos. Viajar juntos en diciembre y tomarnos un break en veranito en algún lado. Seguir descubriendo sitios donde cenar y que me sigas llevando a sitios que te encantan, y que muestres ese entusiasmo por enseñarme eso que tanto te ha gustado hacer y ahora quieres hacer conmigo. Más bolos, muchos más... Mejor si pueden ser tirados. Algún scape room y mucho más cine. Que termines de conocer mis demonios, porque no te quedan muchos ya... Quizá así me asegure de que no vas a marcharte. O no. Pintarte los labios y que te queden mejor que a mí, presumirte delante de todo el mundo porque el mejor novio lo tengo yo y no hay discusión que valga. Enseñarte las cosas que me apasionan, que follemos y descubramos cosas y rincones de nosotros que aún no habíamos visto. Brindo porque me sigas tocando como lo haces y siga notando como vuelves a ser un niño cuando me abrazas. Y cosquillas. Pero no en los pies hijo de puta, que te mato. Cocinar más y juntos  (y más juntos) para nosotros. Seguir invadiendo tu espacio vital con partes de mi que no sabía que se podían. Y seguir montando en moto y que sigamos vivos. Que me sigas ayudando a escoger fotos y sigas teniendo mil fotos mías. Más tatuajes y más agujeros en nuestro cuerpo. Perdernos por sitios en verano. Y bailar bajo la lluvia y no arrepentirnos de nada. Quiero pasar contigo todo. Y que nos enfademos por algo estúpido o no tanto y que sigamos juntos aunque entonces no queramos estarlo tanto. Porque nos amamos. Que hablemos de todos los miedos, de todas las cosas complicadas que irán saliendo y que habrá que hablar. Que tengamos la confianza de contarnos las cosas y que tratemos de no hacernos daño aunque no lo consigamos siempre. Quiero millones de besos y de caricias, y que hundas tu mano en mi pelo de esa forma tan linda en que lo haces. Que me laves en la ducha la melena de leona y que me sigas dejando todas estas marcas en el cuerpo. Que descubramos juntos mil juegos y hagamos juntos el ridículo. Que digamos escuchando los dragones, que me enseñes música que vale la pena. Y que sigamos creciendo en todos los ámbitos y lo hagamos juntos, y celebremos y lloremos cuando haya que llorar. Más festivales, quizá en verano. Que te acerques algo más a mi gente, que tiene una luz bonita como tú. Y llevarte a desayunar a ese sitio al que quiero llevarte.

Me colmas. Me valoras. Me tienes en cuenta. Me encantas. Me descubres. Me haces sentir viva. Me calmas. Me cuidas...

Te adoro. Te siento.Te quiero. Te deseo... Te me sales del gráfico.

Te amo.

Quizá, y solo quizá, le este pidiendo demasiado al año que viene. Pero muchas de estas cosas se las pido a la vida, porque, para bien y para mal, quiero vivirla contigo.

lunes, 26 de diciembre de 2022

Por la última semana del año

 Cuando desperté la mañana del 25 de diciembre lo primero que pensé fue que ya había pasado lo peor.

Nunca me ha importado pasar sola el día de navidad, es uno de esos días en los que me gusta no hacer nada y pasarlos con una manta calentita en el sofá. Pero resulta que me quedaba un día larguísimo emocionalmente por delante.

Esa noche dormí catorce horas seguidas. Y diré, muy a mi pesar, que no las dormí nada bien. Cuando desperté me enteré de que había fallecido la madre de un profesor al que tengo especial cariño. Y así fue como pase parte de la tarde de Navidad en el tanatorio.

Nunca había estado en un sitio así en una fecha tan señalada como está. No sabría deciros si era más acogedor o todo lo contrario. 

Hace poco me dijo que pasar la Navidad en Cádiz era lo más cercano al cielo.

Me pasé comiendo absolutamente todo el tiempo que estuve en casa. No recuerdo la última vez que comí tanto, y seguía teniendo hambre. Y ya no sé bien por qué. No sé si es ansiedad, si sólo me sentía triste. Si la muerte otra vez tan cerca me ha hecho volver a pensar. Esta noche me metí pronto en la cama esperando que el día acabase rápido. Pero no podría deciros que dormí, porque no lo hice. 

Lunes 26. No puedo hacer otra cosa que empezarlo con una ducha para limpiar malas vibras. Que encajar la semana lo mejor que quepa en el puzzle que están haciendo este mes mi corazón y mi cabeza. No entiendo que le pasa este diciembre. Quizá se porte así porque aún no he ido a ver las luces de Navidad.

Lunes 26... Y nunca he confiado tanto en que sea una semana bonita. Nunca lo he deseado así.

martes, 20 de diciembre de 2022

La mujer cactus y el hombre globo

Él se echó las dos manos a la cabeza y le dio la espalda. Ya no sabía que hacer. El silencio llenaba la estancia, aunque podían oírse perfectamente sus respiraciones.

- Me quieres? - dijo ella.- 

Y a él le ardia la sangre ante esa pregunta. 

¿Que si te quería?. Me obligué a quererte. Al principio, era lo mejor para los dos.Yo ganaba y tú te conformabas. Y conseguí quererte, aún no sé bien de qué manera. Pero tú nunca llegaste a quererme a mi. Y después... Después estaba todo bien así, por costumbre. Porque en el fondo era más fácil reconciliarse contigo que enfrentarme a lo que me esperaba allí fuera. Aquí contigo por lo menos podía aparentar que no estaba solo. Y aguanté todo lo que aguanté porque pensé que no me merecía más. No era tan bueno, ni siquiera sé cómo conseguí estar a tu lado si todo lo que sentías por mí era pena. ¿Que si te quiero, preguntas? 

-Te quiero. Con locura. Porque me obligué a quererte. Pero aún con todo el tiempo que ha pasado y lo que me ha costado, he aprendido también a quererme a mí. Y te mereces alguien que pueda quererte de la manera que quieres que te quieran. Y me merezco alguien que me ame de la manera que yo amo. 

Y se giró, la miró a la cara, le beso las manos. Volvió el silencio entonces.

Nunca volví a ver un abrazo tan sincero como el que se dieron en el salón del primero en el que habían compartido tanta vida, el día que por fin se dejaron ir y pudieron ser.'



lunes, 19 de diciembre de 2022

RRrrr...

 Reconocería en cualquier parte ese ronroneo que hace. Muchas veces sueño con ella, en mis durmevela más recurrentes y me parece oírla muchas otras estando en el sofá, como pienso oír el sonido de la puerta. Sueño despierta que oigo ese sonido, y después de haberlo escuchado mil veces, haber salido a la ventana a ver si estabas y ver que no, esta vez no me asomo. La única. Y entonces apareces.

Reconocería en cualquier parte tu manera de conducir esa bicha. Te entregaría mi vida una y mil veces más. Y otra vez. Y otra. Sabría que estás hablando de ella solo con verte y sin oír lo que dices, porque pocas veces veo tus ojos brillar de esa forma. 

Podría reconocer en cualquier lado a mi hombre chiquito con su moto grande. Y a la Honda que me enseñó a reconocer muchas más en su camino. La primera también que he visto desnuda y cambiarse de ropa y a la que yo todavía no he visto caer aunque sepa que lo ha hecho. 

Podría dejar en mi piel la, para mi, inconfundible silueta de mi muchacho a lomo de sus caballos y tirando de las riendas para dar una curva y nunca me sentiría mejor retratada sin yo estar ahí. 

Distinguiría cada una de las sensaciones que he tenido cuando me has llenado poco a poco hablándome de ella, y también las que sentí cuando yo formaba parte de su ser. Confieso que me gusta imaginar todo lo que me queda por descubrir ahí todavía. Estoy segura de que no la echaría tanto de menos si no fuera contigo. Y es que me atrevo a confesar que, quizá, y solo quizá, eche un poco de menos ese olvidarse de todo mientras estás ahí arriba y esas ganas de gritar irrefrenables. Esos saltos que me pillan por sorpresa y algún choque de casco que no tendría que ser por ir un poco más pegada a ti de lo que debería. El pensar que quizá debería comprarme un casco (aunque esto no se me haya pasado del todo). Llevar el rojo y negro por bandera. Ese pelo enredado después de habérseme olvidado recogerlo antes y esa tormenta que nos persigue pero no consigue jamás alcanzarnos. 

Y a ti empapado al bajarnos después de muchas horas y diciéndome que eso no es nada.

Ojalá dentro de poco puedas volver a ser un poco más tú.

Ojalá os oiga pronto un día ahí fuera, y seáis ciertos.

De querer, pero a medias.

 Hay un piso yendo a mi trabajo, que todos los años después del puente de la Constitución, se tiñe de Navidad mucho más que el resto. Me gusta imaginarme todos los años la vida de las personas que viven ahí dentro. Me gusta imaginar una familia poniendo todas esas luces y adornos y jugando mientras tanto. Me gusta sobre todo cuando paso por la noche o muy temprano por la mañana, cuando voy con los cascos puestos pero sin escuchar nada. Cuando más sobre pienso todo, también mi imaginación y mi creatividad pueden ir más allá. Hay defectos que sirven para crear cosas buenas y bonitas. 

Muchas veces, a mi misma y a los demás, digo que nunca me arrepiento de nada. Y que vil mentira, pensándolo bien. Me arrepentí, yo creo, de hacer en su momento las cosas a medias. De entregarme y abrirme, pero sólo un poco por si me hacían daño. De querer saber, pero poco, por si la verdad dolía más de lo que estaba dispuesta a soportar y a asumir. De querer, pero a medias. Sobre todo de querer a medias.

Si algo me están enseñando los pocos años que llevo de vida es que quizá algo que pueda hacer hoy, no lo pueda hacer mañana. Que quizá mañana no pueda demostrar más a la persona que amo que daría cualquier cosa por estar con ella. Que no pueda pasar más tiempo con alguno de mis amigos haciendo absolutamente nada, pero juntos. Que quizá sea el último día que mis pies toquen las tablas de un escenario. Que tal vez mañana no pueda decirle a mi madre lo mucho que la quiero. Que no pueda ayudar a mi hermana lo que necesita. 

El mirar atrás ahora y ver que en algún momento pude dar más y no lo hice, de eso sí que me arrepiento. Y es una gran parte de lo que me ha hecho ser ahora. De lo que me hace no querer desperdiciar un sólo minuto, de esa parte pequeña que tengo a veces y que hago callar que me dice que estoy siendo egoísta. Pero es esa misma que me hace vivir todo fuerte, muy fuerte. Todos los extremos. Eso que hace que ame de la manera y que lo hago y la que me hace digerir el dolor y el duelo de esa manera tan rara que nadie comprende y que al mundo le cuesta. 

Ahora, para bien, y muchas veces para mal, lo hago todo sin frenos. A veces me atrevo a decir incluso que de manera bastante inconsciente. Me atrevo a decir también que hay cosas que hago como si todavía fuera una niña, porque la ilusión es algo que me mueve muchísimo dentro y es algo que nunca he perdido, la verdad. Y ella también me hace hacer cosas bonitas. O que yo siento bonitas, aunque a veces resulte finalmente en algo catastrófico. Ahora mismo, más me dolería no haberlo intentado.

Me da miedo pasar sola la noche de Navidad. Muchísimo. Esta noche sentí fría la cama y eso también me dio miedo. Y me da miedo no tener tiempo suficiente para todo, y no dar todo lo que se espera (o peor, todo lo que espero) de mi, porque no me ha dado tiempo. Temo volver a mirar atrás y pensar que quizá debería haber dedicado más tiempo a algunas cosas, o menos. También me da miedo mirarme al espejo un día y sentirme ajena a la persona que veo ahí reflejada. 

Me dan miedo muchas cosas y por eso intento hacerlo todo sin frenos. Porque si los pusiera, quizá no haría ni la mitad de las cosas que hago. Y miraría atrás de nuevo y no entendería porque no lo hice pudiendo hacerlo.

Haz lo que te gusta sin pararte a ti mismo. Pero sobre todo, si tengo que elegir.... Ama sin frenos. Porque es lo que me ha dado y, desde luego, lo que me está dando, las cosas más bonitas que he sentido jamás.

Definitivamente, sí que me arrepiento de algo en la vida. De querer, pero a medias.

martes, 6 de diciembre de 2022

Winter is here

Llevo varios días en los que no hago mucho más que estar conmigo. Y esto puedo parecer bueno, pero no lo es cuando en realidad tienes ese pensamiento de fondo de que deberías estar haciendo otras cosas y no "perdiendo el tiempo así". Yo, que mi lenguaje del amor es el tiempo y siento que no lo estoy usando como debería. Que una también necesita descansar, pero ambien es cierto que nunca queremos lo que tenemos y siempre nos falta. Yo, he hecho tiempo para mí. Para no hacer nada, para estar conmigo, para leer. Y he sacado quizá demasiado y ahora me siento inútil y sola.

Me siento un poco incapaz de hacer nada y por eso no lo hago. Lo porque no haya que hacer, que siempre hay. Y me siento, también, un poco sola desde hace unas noches.

Es el primer invierno en muchos que duermo sola con mis gatos. Es más, es la primera navidad de muchas en la que voy a dormir sola con mis gatos. Este diciembre que tanto me gusta me está cogiendo de las solapas y me está diciendo: mira, te comento. 

Sé que no es más que otra etapa de la vida y otro cúmulo circunstancias, que es otra cosa nueva que vivir conmigo y otra manera de disfrutar de las cosas. Es sólo que, quizá, en mi corazón no había sido invierno hasta ahora.  Ahora nieva en los techos y yo espero tapada a que el frío pase. Ahora, se hielan los centros y es solo mi propio fuego el que los puede calentar. 

Ahora sí es invierno en todas partes.