Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
.

martes, 29 de marzo de 2022

Sinmigo.

 Hoy es un día de esos en los que estoy tan cansada que no puedo dormir. Estoy como si llevase una eternidad despierta. Ha sido definitivamente un día difícil, han pasado muchas cosas, no he sabido quererme hoy. Estuve metida en una espiral pequeña de autodestrucción y autocompasión muy extraño, la verdad. Imagino que es cierto que hay veces que hasta que duele no aprendes. Que hay cosas que hay que arrancar rápido y deprisa, que tienen que doler, pero que sea cuanto antes y cuanto menos. 

Me siento decepcionada conmigo hoy y eso me pone muy triste porque no sé gestionarlo. Es, para mi, uno de los peores sentimientos que puedes tener. 

Me quedé dormida esta mañana. Muy dormida. Llegué tarde al trabajo y esto ya es la peor manera en la que puede empezar un día para mi. Se fueron sucediendo mil cosas que hicieron que mi ansiedad y mi culpa se fueran acrecentando hasta que no cupieron más cosas dentro de mi pecho y tuvieron que salir por algún lado. De forma física, en este caso. Y ahora, agotada como estoy, no puedo dormir. Creo que no me estoy dejando. Me parece que me tendré que tomar unos días para cuidarme y tratar de aceptarme otra vez. 

Al final, sí que era una hecatombe. Y este torbellino sí que se ha llevado personas por delante esta vez. No sé muy bien como se cuida una cuando no se quiere. Creo que nunca me había pasado. Me siento ajena y decepcionada de mí. No confío en mí.



No sé que hacer para estar mejor, tampoco. Ni si quiero estarlo. Ni si merezco estarlo. Creo que no. Creo que esta vez no me merezco.

Creo que me quedan muchas noches en vela de soñarte, todavía.



Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.




sábado, 26 de marzo de 2022

Ain't no sunshine

 Soñé contigo esta noche. Despierta, esta vez. Siento como si hubiera estado toda la noche mirando como duermes. Jodida, pero contenta. Ojalá hubiera sido así. Desde luego me habría despertado mejor de lo que lo hice esta mañana. Tengo el alma hoy un poco rota. Supongo que porque es el peor día de regla hoy y las hormonas están haciendo su trabajo.

La verdad es que sueño despierta contigo a todas horas, esto no es en sí ninguna novedad, pero lo de ayer... tenía algo diferente. No solo te pensaba, te sentía. Era un poco triste volver a abrir los ojos y caer en la realidad, que es muy distinta a lo que estaba viviendo con los ojos cerrados. Distinta a mirarte dormir, distinta a una música de vinilo mientras planeamos nuestras vacaciones. Distinta a leerte un libro en voz alta mientras te duermes, a pintarte las uñas, a escoger una película y dormirme cuando la ponemos, a tu pecho sirviendo de almohada. Hay días que se está mucho mejor con los ojos cerrados y donde a ti que te apetece. Quiero volver ahí a donde mi cabeza estaba esta noche, quizá durmiendo lo consiga. Quizá. No lo sabré si no lo pruebo. Te recuerdo hoy un poco más que de costumbre. No me vayas a olvidar.

Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.

jueves, 17 de marzo de 2022

No hay felicidad sin libertad, ni libertad sin coraje

Hoy me siento llena. Colmada de amor y de cariño. No sé muy bien explicaros por qué, no ha pasado nada especial. Puede que incluso sea de amor propio. Me están viniendo bien las vacaciones para quererme y cuidarme, para hacer cosas que me apetecían que hacía tiempo que no podía hacer, para no hacer nada. también para asimilar el giro tan raro que está dando mi vida. 
No sé cuanto tiempo podré sentirme bien hasta que vuelva a sentir miedo por algo que no sé si va a pasar. Al final, es lo que acabo haciendo siempre, sabotearme a mi misma, ya sea en menor o mayor grado. Pero estoy aprendiendo a dejarme ir un poco. Sé que no vale la pena pensar en cosas que no sabes si van a pasar, pero a veces se vuelve inevitable. Esa sensación un poco de "síndrome del impostor", de que estás siendo demasiado feliz y no te lo mereces. Cómo te vas a merecer tú cosas buenas, claro. Pues porque has luchado por ellas, coño. Es lo que intentas todo el rato, sentirte feliz, a veces a toda costa y no lo consigues. Y cuando lo tienes... algo falla. Algo está como... que no debería estar ahí. Hay que hacerle sitio en el corazón y dejarle un huequito, para que ese sentimiento bonito venga cuando quiera y nada lo juzgue. Para que no tenga que haber un por qué y simplemente se acomode y te eche una mantita encima para calentarte todavía un poco más.
Me alegro también de darme cuenta de lo que tengo, y de que me encuentro feliz. No es algo que quiera apreciar sólo cuando he tocado suelo. Quiero apreciarlo aquí, quererlo y cuidarlo para que no se vaya. Al final creo que es lo que hay que hacer. 
Chopin me acompaña una vez más esta noche, me cuenta al oído esas cosas melancólicas que yo tanto disfruto, pero que no me aturden. Me llegan al alma, pero hoy no se quedan. Solo me inspiran a deciros otra vez que apreciéis lo que tenéis, que no seáis bobos, que nunca se sabe.
Y dejándoos esto por aquí, me voy, para cerrar el día, a cenar un sanwisito.

Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes dónde estará tu princesa.

lunes, 7 de marzo de 2022

Cuando dos universos se encuentran...

Pensé en escribir aquella noche, aquí el blog, otra vez. Luego recordé que, el viernes, cuando se quedó a dormir por primera (y espero no última) vez en casa, también pensé en escribir lo realmente bien que me sentía y lo feliz que estaba siendo para que no se me olvidase. Y no lo hice. Me parece injusto para mí escribir solo las cosas malas y las buenas dejarlas en el aire, así que voy a compensar esto un poco.

El viernes... El viernes fue un día increíble. Hacía años que no me sentía así, a lo mejor desde... A lo mejor desde nunca. No sé cómo lo hace pero esta persona está haciendo que sienta cosas que realmente no creí que existieran. Yo, la enamorada del amor. Pero del amor poco romántico, del amor que se palpa y se cuida y se queda, y no del que aparece en forma de mariposas en el estómago. Y sin embargo aquí estoy, llena de bichillos que me revolotean por dentro y que a veces agitan sus alas demasiado fuerte y demasiado rápido. Demasiado rápido. Siempre pequé de ir demasiado rápido, supongo que son consecuencias de querer sin frenos y de vivir tan frenéticamente como yo lo hago. Lo quiero todo rápido, porque tengo miedo de que se me escape. Y siento, a veces, que se me escapa.

Pensé que no iba a venir. El viernes, digo. Quedamos en que viniera a buscarme al trabajo, y me mandó un mensaje de que estaba teniendo una conversación con ella. Pensé que en ese momento se había acabado mi día y que se quedaría con ella, que me había quedado (por cuarta vez, esa semana) otra vez sin planes. Y esta vez sin uno que me apetecía mucho y que me dolía un poco. No tenía noticias y decidí seguir trabajando un poco más, el trabajo siempre me entretiene y me reconforta, me elimina los pensamientos ajenos a lo que sea que esté haciendo en ese momento. Igual que cuando me pongo a limpiar la casa porque estoy de mal humor, es lo que hago cuando quiero no pensar. 

Al final sí vino, me sorprendí bastante. Me fui a casa andando de la oficina porque quedamos en casa directamente. Estaba preocupada por lo que hubiera podido estar hablando este chico porque... Bueno, pues porque solo quiero que esté bien, por qué va a ser. Ojalá lo tratasen mejor, me rompe el alma. Se merece cosas bonitas sólo y ojalá... Ay, ojalá.

Lloré de camino a casa, antes de verle. Llovía un poco fuera así que poco se pudo notar. No sé aún bien por qué lo hice, quizá de alivio, de tensión, impotencia o ansiedad. Quizá todo a la vez. Al llegar lo esperé en el portal y me contó lo que había pasado y yo, la verdad, lo agradecí un montón. Aprecio mucho que confíe en mi y me lo demuestre de maneras tan bonitas como contándome estas cosas. 

Íbamos a hacer galletas, pero estuvimos en la cama jugando y cuando nos dimos cuenta casi nos cierra el súper... Bajamos a por guarradas después. Pusimos música, fumamos un poco. Me gusta no tener que tener un plan con él porque a mí con estar juntos ya me llega, por eso nunca soy capaz de tomar decisiones sobre qué planes hacer y cuáles no, es que estaría igual de bien con el en el restaurante más caro del mundo que en un banco comiendo pipas. Obviando las ganas que tengo de acostarme con el cada vez que lo veo (es que joder, como me pone), y también cuando no. No me gusta cuando se va, supongo que por eso también fue tan bonita la noche del viernes. Que puto pánico me da siempre ver cómo se marcha. Supongo que se debe parecer un poco a lo que él siente cuando piensa en lo que le hice cuando éramos muchachitos y en qué pasa si vuelve a ocurrir. Me castigo un poco por haber tomado la decisión que tomé aquel día, aunque para mí tuviera motivos para hacerlo. No soy de culparme por cosas del pasado que ya no tienen arreglo, pero también es verdad que nada de lo que había hecho me había afectado al futuro a este extremo. 

Nos fuimos a la cama incluso antes que de costumbre. Después de haber fumado un poco y comido como cerdos (me comí un donut de una patética manera, pero tenía que pasar tarde o temprano) se quedó dormidito y se puso a roncar como un bebé (como uno muy grande y con una caja de resonancia increíble) , aún así dormí como una bendita. Tampoco me extraña después de los orgasmos que tuve, la verdad. Y a la mañana siguiente... No puedo expresar como me sentí entonces cuando abrí los ojos y lo vi a mi lado. Y lo abracé otra vez porque no quería ni podía hacer otra cosa. Deseé ahí que el mundo se parase y quedarme en sus brazos toda la vida. Tuve la tentación de no soltarle nunca con todo lo que ello supone, pero tuve que hacerlo. Y pusimos musiquita y nos metimos en la ducha, y me arreglé un poco. El estaba guapísimo. Siempre lo está. Y huele siempre como los dioses. Joder, cuánto me gusta.  

Nos fuimos a tatuar después de arreglarnos. Es el tatuaje mejor hecho y más bonito que tengo hasta ahora. Y sonrió cuando lo miro y me hace feliz hasta las trancas. Sabes esa mierda de "cuando te eche de menos miraré la luna, pensando que en algún lugar del mundo tú estarás mirando la misma luna que yo"? O "Miraré la luna pero te veré a ti"? Pues exactamente así es como me siento.

Volvimos a casa a por sus cosas y se fue después. Y me sentí un poco vacía pero llena de amor y cariño. No puedo expresarle lo bonito que me parece que me dedique algo de ese tiempo que tiene y que me parece tan importante para él. 

Me dormí la siesta todo el sábado y cene con mi familia. Estuve bastante decaída todo el día. No sé si por la modorra de ser domingo, por una especia de depresión postvacacional... No sé. No me sentí muy bien, me preguntaron todos varias veces si estaba bien, pero no sé por qué preguntan si no van a aceptar un "no, pero no sé que me pasa" como respuesta.

Me fumé unos calos en el sofá con Galle. A veces pienso que ahora fumo más solo para poder comer por ansiedad sin sentirme mal, pero no estoy segura todavía. Tengo que analizarlo un poco aún.

La realidad es que ha sido un buen fin de semana. Quizá haga esto más a menudo para ayudarme a aclarar y a separar todos los miles de cosas que siento a la vez, desahogarme y ser un poco sincera conmigo. Aunque me lleve 40 minutos, como me está llevando ahora.

Intentaré gestionar el pensar cada vez que sonríe: "En esta curva me maté yo". Seguiré intentando ser feliz con lo que tengo y cuidar todas estas cosas y personas tan bonitas que tengo. Aunque, confieso, algunas me están llevando un poco el alma y están haciendo que me desintegre un poco por el camino. Vale la pena.


Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.