Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Vivir o revivir.

He estado releyendo alguna de mis entradas hasta hace un par de minutos, y la verdad es que me he dado cuenta de un par de cosas. 
Para empezar, que siento con mucha fuerza. Que las palabras que escribo muchas veces no consiguen transmitir todo lo que deseo porque realmente no puedo transmitir más de lo que lo hago en mis palabras y no sabría de que otra forma hacerlo. Que cuando digo te quiero a una persona no es solamente porque la quiera, hay muchas cosas encerradas detrás de esas palabras que esa persona tardará mucho en saber si las sabe. 
Me he dado cuenta también de que tengo un poco de miedo a la vida, a que las cosas me vayan bien. Tengo muchas entradas diciendo que va a pasar algo malo, que las cosas van demasiado bien. Y casualmente después de esas entradas es cuando han venido etapas en las que lo he pasado realmente mal. Y relacionado con esto, me he dado cuenta también de que a pesar de que este sea una de mis formas favoritas de desahogo, el escribir en este blog, es lo que menos me apetece cuando estoy muy mal. Las épocas en las que he estado mal normalmente no he escrito nada, si no que generalmente lo que hice fue esperar un tiempo a que todo se asentara un poco, y luego volver, todavía decaída, pero no del todo mal. Quizá sea porque siempre os digo que seáis felices y tengo que daros ejemplo, pero a veces por mucho que uno quiera no puede y lo sé mejor que ninguna otra persona. 
Y no vengo aquí a pregonaros lo mal que lo paso ni mucho menos. Pero al leer mis propias entradas se me ha puesto la piel de gallina. Y me asusta todo lo que la vida puede cambiar de un día para otro. Desde hace ya más de un año echo de menos muchas cosas que no puedo recuperar, y he tenido buenos y malos momentos, como la mayoría de la gente. Eché, y para mi desgracia echo de menos a muchas personas que no voy a poder recuperar o tener el contacto que tenía antes con ellas. Pero dicen que cuando el mundo cierra una puerta, abre una ventana, y a mi a veces me las sigue abriendo. 
Conocí a unas personas maravillosas que me ayudaron cuando lo necesité, aunque realmente no me gusta apoyarme en la gente para salir adelante. Y lo cierto es que de vez en cuando alguien aparece de nuevo para recordarme que las buenas personas existen. Sin embargo hay muchas cosas en las que me cuesta confiar y que antes no me costaba, pero supongo que el pasado marca el presente. 
Si os digo la verdad hay muchas cosas de mi que desearía cambiar. Desearía ser más elocuente, abrirme más a las personas de lo que soy capaz de hacerlo. Me gustaría no querer con tanta fuerza para después no hacerme tanto daño. También no echar de menos tantas cosas ni pensar tanto en el pasado. No ser tan vaga ni desordenada. Ser constante al intentar conseguir mis metas. 
Pero quiero que cuando tengáis un día deprimente como el que yo tengo hoy penséis que sólo es eso, un mal día, no una mala vida. Que por muchas cosas malas que os pasen seguro que hay gente que está peor. Que si os van mal las cosas, no tardarán en venir mejores. Que una vez en el fondo ya solo podéis subir. 
Por último, un consejo. No dejéis marchar lo que queréis. 
Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes dónde estará tu princesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario