Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
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sábado, 13 de junio de 2015

Tiemblo.

Soy la primera que siempre os digo que afrontéis vuestros miedos de frente porque es posible que eso pueda haceros más felices. Pero como seguramente sospecháis, es posible que sea la persona que tenga más miedo de todas, y no tengo nada que hacerle. No quiero convivir con ellos, obviamente, de modo que los afronto, a veces sale bien y otras no pero al menos no pueden decir que no salió bien porque no lo he intentado. Siempre que puedo pongo todo mi empeño y dejo mis fuerzas en todo lo que hago, intento hacerlo todo mejor. Y es que lo creáis o no soy realmente exigente conmigo misma y si algo pienso que podría haberlo hecho mejor me enfado conmigo por no haber hecho todo lo posible, porque realmente cuando lo hago es cuando puedo decir que me siento realizada. 
Tengo un pequeño mal presentimiento sobre esta semana. Ultimamente están pasando una serie de cosas que están cambiando mi vida de nuevo y todavía no se si para bien (que es lo que espero) o para mal. El miedito ese que tengo. Pero tampoco puedo estar  pendiente de el todo el rato. Tengo la sensación de que sacarme una sonrisa es demasiado fácil por lo risueña que soy, pero ver la cara de satisfacción en la persona que la produce es simplemente... encantador. Es como si de pequeña meta se hubiera puesto hacerme sonreír y eso me vuelve loca.
Hay personas que su cercanía me produce escalofríos, lo cual no suele ser bueno. Para mi las personas que merecen la pena sólo con su presencia me hacen temblar. Y algunas, con sólo rozarme causa en mi una sensación de paz, de tranquilidad, de calma, de seguridad... que no se puede conseguir ni con el mejor mantra ni con la más eficaz de todas las meditaciones. Y realmente me siento a gusto con esas personas porque es como si no fueran ajenas a mi, solamente un trocito de mi que ha ido a parar a otro lado. Como si al llegar hubieran cogido un trocito de mi corazón, lo guardasen con ellos y no tenga miedo porque vaya a romperse. Esa sensación es la que busco en mi vida todos los días. Ojalá nadie os defraude nunca tirando o rompiendo ese trocito de vuestro corazón, y si por casualidad es así, habrá personas que lo tratarán mejor. Aprended de eso, como en la vida hay que aprender de todo. 
Haz locuras, no tengas miedo, sonríe, vive.
Buenos días!
Sé feliz con lo que tienes porque nunca sabes donde estará tu princesa.

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