Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
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sábado, 24 de octubre de 2015

Kiss the rain.

Hoy ante el persistente insomnio que viene a mi cama en las últimas madrugadas, me puse algo de música y no sé de que forma terminé por pensar en el tiempo que hizo ayer. Y lo cierto es que hacía bastante calor para estar en Coruña y yo salí inocente en jersey y bufanda porque estoy enferma. Pensé que echaba de menos de nuevo la lluvia, que debería volver ese tiempo permanente que tiene fama en este lugar y dejarse de hacer sol y calor y al momento poder helarte. Y cual fue mi sorpresa cuando al levantarme (unas horas después, todo sea dicho), Coruña había vuelto a ser lo que era. Ha llovido, hace frío fuera. Al mirar por la ventana ves nubes grises cubriendo el cielo que aún ayer estuvo azul. Es curioso que siendo de aquí este tiempo me guste tanto, porque las personas realmente suelen acabar tan cansadas de este tiempo que incluso llega a deprimirles. Soy más de lluvia que de sol, no tengo nada que hacerle, si por mi fuera viviría en un país del norte. Y me pregunté muy tiernamente esta noche mientras la música sonaba por qué no me cansaba de la lluvia y me encontré repentinamente contestándome. La verdad es que sentir como las gotas de agua caen por tu cuerpo y de alguna forma se llevan toda la mierda que tienes dentro de la cabeza y no hace más que perturbarte es realmente impresionante, no sé si seré la única que tiene esa sensación. Es por eso por lo que nunca me veréis con paraguas, y muy pocas veces con capucha. Falta nombrar también que la gente mengua en cantidad en la calle cuando llueve, y esto hace que al son de la música de mis cascos no detenga los pasos de baile que mi cabeza piensa y empiece a dar vueltas como una loca por la calle. A eso tampoco tengo nada que hacerle, la locura mueve el mundo al fin y al cabo. Mi madre siempre me dice que siempre salgo cuando llueve y yo me río, porque lo cierto es que si hace este tiempo me apetece más salir a la calle y generalmente para el resto del mundo suele ser al revés. Os dejo hoy diciéndoos que para mi la lluvia tiene miles de cosas buenas y ninguna mala, y que si alguna vez veis una imagen bailando bajo la lluvia ligera por encima de los charcos que se forman, la dejéis. Es posible que esté disfrutando ese momento más de lo que pensáis, es posible que se sienta libre. Es incluso probable que se trate de mi.
Oh! Y se acerca ya la Navidad! Ahí os lo dejo...

Sé feliz con lo que tienes, porque nunca sabes donde estará tu princesa.

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