Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
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domingo, 2 de octubre de 2011

El amor es cosa de dos.

En el momento en el que el se acuesta  en mi cama, en mi casa, entre mis sábanas, me dispongo a abrazarlo y solo obtengo una respuesta.
-  Ai no, que me das mucha calor!
Pongo cara de resignación. ¿Por qué? Fácil, porque él no entiende que me pasaría la vida abrazada a el aunque tuviera que vivir en el mismísimo infierno. Que le besaría de todas maneras aunque al intercambiar nuestros ADN yo muriera entre el peor de los sufrimientos. Egoísta yo? ¿Acabo de escuchar lo que creo haber escuchado? Quizá no pensar en mi y ponerme en la piel de los demás, ponerme siempre pieles que no me valen que me quedan largas y no pensar en cosas que puedan hacerme daño, sea egoísta al fin y al cabo. Quizá intentar que no te hagas daño, que no hagas tonterías que puedan causarte el mas mínimo desorden, con el que puedas llorar, aunque sea un broma, sea egoísta, no lo sé. 
Y luego de separarme de ti de que te sientes, me sumerjo en una lectura con la que si, lloro. Y entonces, después de un rato me das un beso. Un beso de esos que usas para ocultar algo que has dicho o que has echo quizá, algo que quieres que no recuerde. Y si no me quiere ya? No, eso es imposible, me ama demasiado, lo se, quiero saberlo. Pero nunca será capaz de amarme más que yo a él, aunque lo que el no sabe es que tendrá que aguantar a esta egoísta cada hora de su inútil existencia.
Y lo único que yo quiero, es un beso. Un beso de esos que hace tanto que no me das, que esconden picardía, pasión, que nos recuerdan que una persona puede serlo todo para otra, esos en los que puedo sumergirme en tus oscuros ojos castaños, esos que esconden inocencia.

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