Quizá deberíamos dejar de planear, y empezar a volar un rato

Te prometo un siempre.

Mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido
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martes, 29 de abril de 2014

Algo más que recuerdos. Sueños.



Ya estoy aquí otro día más. ¡Seguro que empezabais ya a echarme de menos! Os prometería una vez más que renovaré esto más a menudo, pero puede que sea mentira, así que creo que estoy mejor calladita.
Me encontraba hace unos minutos leyendo y pasando a ordenador un texto de una amiga mía. Decía que sin el sol la vida sería aburrida, que los mejores días siempre tienen el sol en lo alto del cielo, y eso me hizo pensar. Lo cierto es que, casualmente, hace unos días había pensado lo mismo y ese texto solo me lo recordó. Y ¿qué fue lo que pensé? Pues que, contradiciendo esto que decía el texto, los mejores días de mi vida han sido con lluvia. No es que el sol estuviera simplemente oculto, que estuviese nublado, no. Llovía, y a mares la gran mayoría de las veces. Siempre me gustó la lluvia y el frío mucho más que el calor, pero tampoco sé por qué. Podría ser precisamente el hecho de que los mejores días de mi vida transcurrieran en días de lluvia el que hiciera que me guste tanto, de no ser porque ya me gustaba de antes. Arriesgaría al decir que esos días transcurrían en el centro, pero no sería mentira. Siempre los mismos sitios y cada día los veía totalmente distintos. Colón, la playa. Todos esos sitios, mientras está lloviendo... estar con alguien bajo la lluvia, dándonos igual que nos estemos mojando, sintiendo como cada cosa mala se va con las pequeñas gotas que corren por tu cuerpo y calan en tu ropa. Sin pensar en el resfriado que seguramente tengas mañana, en las pintas que debes de tener, viendo como todo el mundo se tapa y vosotros sentiros libres, sin ataduras. Eso sí que es vivir el momento, cada segundo, sintiéndote bien, estando con una persona que quieres y  no piensas esos malditos "que pasaría si" que en bastantes ocasiones te nublan la mente y no te dejan pensar con claridad, no tienes problemas en ese momento porque no piensas en nada, porque no eres capaz. Porque solo eres feliz y ya está, y te das cuenta de que lo tienes todo aunque no tengas nada, que no necesitas más que sentirte libre para ser feliz, nada más que estar con la persona que quieres. Muchas veces echo de menos esos días, y cada vez me convenzo más de que los buenos momentos no se repiten, pero la esperanza es algo que se tiene y bueno, que se le va a hacer. Siempre quedan los dulces recuerdos de esos momentos que vienen a la mente siempre que comienza a llover. Algo bueno pasará ese día, casi seguro. Pero sigo intentando que se repitan esos buenos momentos y lo cierto es que no debería, que lo que tendría que hacer es crear nuevos recuerdos en otro día, con otra gente, en otros lugares. Pero solo el recordar aquella sensación que hace cuatro años casi que sentí por última vez hace que intente volver a sentirla de nuevo. Porque los buenos momentos no se olvidan nunca, ya sea esto para bien o incluso a veces para mal. Comparo mi vida con la de entonces y han cambiado tantas cosas que contarlas sería realmente imposible. Y la verdad es que si, desearía que muchas, muchísimas de ellas no lo hubieran hecho, pero hay que adaptarse a los cambios y a la vida, porque ella no va a adaptarse a ti.

Bueno, ya sabéis chicos. No porque un día sea gris quiere decir que vaya a ser malo. Vivid el momento, porque no se sabe cuándo volveréis a sentir algo parecido a lo que sentir en ese instante. Y por último, como os digo siempre, vive feliz con lo que tienes, porque no sabes dónde estará tu princesa.

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